El increíble diario de Rutka Laskier; la Ana Frank polaca
El increíble diario de Rutka Laskier; la Ana Frank polaca
Sumergida en un terrible mundo de miedo, desesperanza y angustia, una pequeña niña de 14 años decide escribir su vida en un diario con el único propósito de nunca olvidar las atrocidades que presenció estando en el gueto judío de Bedkin.
Sumergida en un terrible mundo de miedo, desesperanza y angustia, una pequeña niña de 14 años decide escribir su vida en un diario con el único propósito de nunca olvidar las atrocidades que presenció estando en el gueto judío de Bedkin.
Una adolescencia frustrada por la guerra
Rutka Laskier era una adolescente judía de catorce años que vivía en el gueto de Bedzin, Polonia. Con sus padres y su hermano menor, pasaba sus días en una pequeña habitación, luchando con las separaciones familiares y los problemas típicos de la adolescencia, se le hacía difícil sobrellevar las terribles situaciones por las que pasaban en el gueto.
En su diario de apenas 60 páginas escribió las desventuras de su vida. Rutka trata de mantener un equilibrio entre su vida como prisionera y sus problemas típicos de adolescentes: los novios y los amigos.
La frase que inició todo: 19-01-1943
La fe en cosas que están más allá de este mundo, es para mi la roca a la que puedo aferrarme en los momentos de mayor ansiedad.
Rutka Laskier
Rutka y Henius -su hermano- en 1938.
Su pequeño hermano aparece constantemente en sus anotaciones, lo describe como un "pequeñin adorable" que a veces la sacaba de sus cabales.
Laskier escribía con pasión y decía que soñaba con ser escritora, en las páginas de su cuaderno describe sin censura alguna sus sentimientos:
Una de las características de su diario, es que trata en lo posible de diferenciar su vida como adolescente y su vida como prisionera, escribió entradas explicando netamente sus experiencias amorosas y su inminente curiosidad:
Rutka Laskier
Ayer, cuando me bañaba y el agua acariciaba mi cuerpo, anhelé las caricias de otras manos... No sé lo que esto significa, ya que jamás había experimentado nada similar hasta ahora.
Rutka Laskier
Solo dejaría que me besara alguien que yo amo. Janek -uno de sus amigos más cercanos- me acompaño a la escalera, y le pregunté si creía que besar era algo tan placentero y le confesé que tenía curiosidad por saber como era el sabor que tenía.
El diario de Rutka, no fue revelado ante el público hasta 2005
Lo mantuvo oculto Stanislawa Sapinska, una polaca mayor que Rutka que era la única que sabía su ubicación -bajo el peldaño de una escalera-y logró rescatarlo de la guerra.
Vi con mis propios ojos cómo un soldado arrancaba a un bebé de las manos de la madre y le abría la cabeza a golpes contra un poste. Los sesos de la criatura volaron por la acera.
Rutka Laskier
La polaca describe como eso fue uno de los hechos más traumáticos que le tocó presenciar.
La pesadilla empeora: Rutka fue enviada a Trabajos Forzados
Laskier fue separada de su familia dentro del mismo gueto y fue enviada a trabajos forzados en una fábrica de textiles. La experiencia le parecía interesante por lo que escribía en su diario "Hoy me han asignado un trabajo, debo presentarme todos los días en la fábrica a las seis y media, me pregunto que clase de cosas haré."
Pero la emoción por su nueva experiencia le duró poco, apenas comenzó a trabajar sintió el peso del cansancio y la explotación: "Me resulta difícil sentarme y estarme quieta en el taller cuando el sol brilla con tanta fuerza. Al otro lado de la ventana florecen manzanos y yo tengo que coser en ese cuarto sofocante y hediondo, maldita sea."
Una de las cosas que más mortificaba a Rutka fue que progresivamente se "acostumbró" a las atrocidades que veía diariamente en las calles.
"Las atrocidades de la guerra me han empapado hasta tal punto, que no me afectan las peores noticias" escribió en una de sus entradas con preocupación.
Una de sus últimas entradas en su diario, explica las condiciones de los niños:
Rutka Laskier
Los niños vestidos con harapos, tienden las manos hacia los transeúntes con gesto de súplica para pedir limosna. Estas criaturas son el estigma del lúgubre gueto. Los padres han sido deportados y los pequeños han quedado abandonados a su suerte, condenados a vagar por las calles.
El sadismo de los soldados alemanes la agobiaba y la hacía sentirse impotente:
¿Cómo terminó todo?
Nadie sabe con exactitud cómo murió Rutka, pero se presume que fue cerca de agosto de 1943, pocos días después de su último testimonio en su diario: el 11 de agosto. Murió a los 14 años y su hermano a los 6, el único que se salvó de la familia Laskier fue su padre, quien años después reconstruyó su familia.
Zahava Laskier Scherz es la hermana viva de Rutka, una mujer que se enteró de la existencia de ese otro lado de la familia al descubrir un álbum de fotografías, explica que se llenó de una tristeza profunda con todo lo sucedido, por lo que decidió formar parte de la edición del libro.
En el 2005 apareció la versión de su diario que después de un proceso de traducción hecho por la editorial SUMA, descansa en El Museo del Holocausto Jad Vashen en Jerusalén. Si quieres las 5 primeras páginas, haz clic aquí.
Por Mary Villarroel Sneshko | @Vivodesorpresas | Culturizando
Con información de: El cuaderno de Rutka, editorial SUMA.