El evangelio de María Magdalena, el escrito no reconocido por la Iglesia
El evangelio de María Magdalena, el escrito no reconocido por la Iglesia
Conoce más sobre este texto que, según historiadores y especialistas, fue escrito por la propia María Magdalena.
Conoce más sobre este texto que, según historiadores y especialistas, fue escrito por la propia María Magdalena.
Se llama evangelio de María Magdalena y aunque no es considerado por la Iglesia como de inspiración divina, ha llegado a nuestros días y ha sido estudiado en repetidas oportunidades.
Los escritos datan entre los años 30 y 180 d. C, desde aquel momento hasta la actualidad solo pequeños fragmentos han logrado mantenerse.
El egiptólogo alemán Carl Reinhardt compró en 1896 en un mercado de antigüedades en El Cairo, un libro hecho de papiro que contenía cuatro escritos que hasta esa fecha eran desconocidos. Estos textos son el Apócrifo de Juan, la Sabiduría de Jesucristo, el Hecho de Pedro y el Evangelio de María Magdalena.
Reinhardt llevó aquel libro a Berlín y desde ese momento estuvo en el depósito en el Museo Egipcio de Alemania. Los escritos se comenzaron a traducir y finalmente en 1955 se publicó la primera edición.
El tiempo hizo que se perdiera gran parte del texto, por lo que actualmente solo hay tres fragmentos: dos bastante cortos del siglo III escritos en griego, y un último más extenso escrito en copto (lenguaje de la última etapa del antiguo Egipto).
El papiro copto fue hallado en 1896 por C. Schmidt, y los otros fragmentos en griego fueron publicados en 1938 y 1983, respectivamente.
Aunque realmente en ninguna parte del texto se menciona el nombre del autor del evangelio, se le llama Evangelio de María Magdalena porque se cita a una discípula de Jesús llamada María, que la mayoría de los especialistas asocian con Magdalena; pero algunos han afirmado que podría tratarse de la propia madre de Jesús.
La parte del escrito que está en copto es la extensa, y aunque le faltan varias páginas, se trata de un diálogo entre Jesús y sus discípulos.
El contexto del fragmento es un momento en el que Jesús y los apóstoles estaban desorientados:
“Ellos, sin embargo, estaban entristecidos y lloraban amargamente diciendo: «¿Cómo iremos hacia los gentiles y predicaremos el evangelio del reino del hijo del hombre? Si no han tenido con él ninguna consideración, ¿cómo la tendrán con nosotros?».
Entonces Mariam se levantó, los saludó a todos y dijo a sus hermanos: «No lloréis y no os entristezcáis; no vaciléis más, pues su gracia descenderá sobre todos vosotros y os protegerá. Antes bien, alabemos su grandeza, pues nos ha preparado y nos ha hecho hombres». Dicho esto, Mariam convirtió sus corazones al bien y comenzaron a comentar las palabras del [Salvador].
Leví dice a Pedro: «Siempre tienes la cólera a tu lado, y ahora mismo discutes con la mujer enfrentándote con ella. Si el Salvador la ha juzgado digna, ¿quién eres tú para despreciarla? De todas maneras, Él, al verla, la ha amado sin duda. Avergoncémonos más bien, y, revestidos del hombre perfecto, cumplamos aquello que nos fue mandado. Prediquemos el evangelio sin restringir ni legislar, (sino) como dijo el Salvador». Terminado que hubo Leví estas palabras, se marchó y se puso a predicar el evangelio según María" .
María relata una visión y la conversación que mantuvo con Jesús en esa revelación. Se dice que ese testimonio era rechazado por los apóstoles Andrés y Pedro, quienes no consentían que Jesús haya preferido a una mujer antes que a ellos para decirle aquellas revelaciones secretas que ella afirmaba.
Pero Leví (el apóstol Mateo) decide predicar este evangelio de María. Y aunque esto causó una confrontación de diferentes corrientes cristianas por lo que significaba, la verdad es que este escrito completo solo sugería que María Magdalena era la confidente de revelaciones secretas de Jesús.
Aunque el texto existe y su escritura coincide con el tiempo en el que María Magdalena vivió, no hay manera de comprobar que ciertamente estas fueron sus palabras y la Iglesia católica no lo considera como un texto para profesar.
Titi González Méndez / Culturizando
Con información de opusdei.com /protestantedigital.com