El Papa que conspiró para asesinar a Hitler

Uno de los papas que ha sido más juzgado a lo largo de la historia es Pío Xll. Gran parte de la mala imagen se debe a su silencio o falta de acciones por parte del Vaticano ante las atrocidades del nazismo, tanto así que de manera un poco exagerada muchos lo llamaron el Papa de Hitler. Pero, de unos años para acá se ha demostrado que las acciones de la Santa Sede no fueron tan débiles como muchos creyeron.

Titi González
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Elegir 2 ago 2017
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 Mark Riebling, un historiador y politólogo estadounidense, publicó un libro en donde desmiente completamente la serenidad de la Iglesia hacia las acciones del Führer: Chuch of spies. Asegura que el Vaticano encargó a sus servicios secretos de idear una operación en la que se asesinara a Hitler.

Presuntamente se comenzó a preparar el plan desde que comenzó a llegar información de la puesta en marcha de las persecuciones a los judíos. Al parecer, desde 1939 Pío Xll enviaba tarjetas de felicitación al Führer en el mismo momento que su gente preparaba las acciones.

En el libro, Riebling explica que al principio se se trataba de un complot interno en Alemania pero que tenía un problema, la preocupación por el vacío de poder que quedaría luego de la muerte de Hitler y se debatía si el lugar no sería ocupado por socialistas y si los aliados cumplirían su trato al no estar el Führer al mando.

Además de esos problemas, no sabía si el Papa daría el visto bueno tras el asesinato de Hitler. Los propios conspiradores solicitaron que el Vaticano mantuviera una actitud bajo perfil y neutral para no señalar a los católicos.

Wilhelm Canaris

Aunque nunca hubo una real persecución, Hitler detestaba el catolicismo porque sus pensamientos ideológicos no eran compatibles con la doctrina nazi y era una fe capaz de mover a mucha gente, lo cual siempre representaba un riesgo. Sin embargo, luego de la invasión a Polonia, liquidó al Clero incomodando incluso a sus generales y muchos se opusieron a las acciones.

El almirante Wilhelm Canaris fue uno de los casos, director de la Abwehr (inteligencia militar) y amigo de Pío Xll desde los años veinte. Canaris contaba con Josef Müller, que era abogado católico y héroe de guerra, además famoso por representar a los judíos en sus luchas con el Estado e incluso soportó un interrogatorio llevado a cabo por el mismo Himmler.

Josef Müller

Müller era, pues, una leyenda viva y fue reclutado por la Abwehr para construir una amplia red de espionaje en todos los sectores de la sociedad (universidad, prensa, ejército, etc) y ser el enlace con el Vaticano y la inteligencia británica. Para términos oficiales, sería un agente alemán destinado a Roma con el propósito de contactar con los opositores a Mussolini y desenmascararlos. Pero la verdad es que se trataba de un espía doble, debería contarle al Papa las atrocidades ocurridas en Polonia para que las contara al mundo.

Pío Xll

Müller logró convencer a Pío Xll y éste aceptó colaborar en la conspiración antihitleriana. Prescindiendo de los obispos, susceptibles de ser presionados por los nazis o de negarse a apoyar la iniciativa, dominicos y jesuitas fueron movilizados especialmente para aquella nueva función gracias a su organización pseudo militar, que facilitaba las cosas. En el caso de la Compañía de Jesús se daba un interesante complemento: habían sido sus representantes históricos los creadores del concepto de tiranicidio, justificación de matar al gobernante si éste demostraba ser un déspota o un criminal.

Atentado contra Hitler

Pero, Hitler se las arregló para evadir todos los planes e intentos de asesinatos, tanto directa como indirectamente: canceló discursos sin saber que habían francotiradores apostados para acabar con su vida, faltó a desfiles donde se había planeado poner bombas, un explosivo que fue colocado en su avión falló e incluso sobrevivió a un asalto en la Guarida del Águila que si terminó con la vida de muchos que lo rodeaban.

Éste incidente, la llamada Operación Valquiria, fue la gota que derramó el vaso. La conspiración fue descubierta por la Gestapo y empezaron las detenciones de las personas implicadas. Entre ellos Müller y Canaris, el último fué ahorcado y la red de conspiradores desmantelada. También se hallaron papeles con el membrete de la Santa Sede. Esto y la ejecución de Mussolini -ya que funcionarios del Vaticano colaboraron en su captura- enfurecieron a Hitler, que juró vengarse del Papa. Incluso planeando enviar un comando de paracaidistas a la Plaza de San Pedro.

Aunque todos estos planes fueron reales siempre se ha debatido el tema ya que muchos historiadores, aún conociendo la verdad, consideran que las acciones de la Santa Sede fueron muy por debajo para la magnitud de las barbaries cometidas en la época.



Titi González Méndez | Culturizando
Con información de labrújulaverde.com

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