El secuestro de Alfredo Di Stéfano en Venezuela

El Real Madrid se encontraba en Caracas, Venezuela, para participar en un torneo que en ese momento era bastante popular, las Series Mundiales de Caracas. Se trataba de una copa que reunía a equipos europeos y sudamericanos.

La situación política de Venezuela para ese momento era un poco tensa, el presidente Rómulo Betancourt había ganado el poder con ideales y apoyo de partidos de izquierda pero sus acciones estaban más orientadas hacia la derecha. Lo cual desató revueltas sociales en el país.

Las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) de Venezuela, buscaban ser reconocidas más allá de un grupo de rebeldes urbanos o guerrilleros y vieron la llegada de uno de los jugadores más importantes del mundo, para el momento, como la oportunidad de oro.

Tras el juego del Real Madrid contra São Paulo, los jugadores españoles regresan al Hotel Potomac donde se hospedaban durante su estadía en Caracas.

Cerca de la medianoche del 24 de agosto de 1963, desde la recepción llamaron a la habitación de Alfredo Di Stéfano. La recepcionista decía que unos agentes de la policía que hacían una investigación de narcóticos querían hablar con él, pero al negarse a bajar los supuestos funcionarios subieron a buscarlo.

Paúl del Río, conocido bajo el seudónimo de Máximo Canales, se hizo pasar por un policía junto a otro compañero para llevarse al futbolista. Al llegar a la habitación le pidieron a Di Stéfano que los acompañara a la comisaría para poder seguir investigando.

Al montarse en el vehículo, los dos secuestradores le vendaron los ojos a la estrella de fútbol y lo llevaron a un apartamento en Caracas. Transcurrieron las horas y los hombres explicaban que no le harían daño, que lo único que querían era la atención del país y del mundo.

Luego de unas horas fue llevado a una casa de campo alejado de la ciudad capital, donde Di Stefano declaró hasta haber jugado ajedrez con sus secuestradores mientras las horas transcurrían.

Pasados tres días, Di Stéfano fue llevado de nuevo a la capital y liberado en una de sus avenidas principales. Sin pensarlo acudió a la embajada de España, donde ofreció una rueda de prensa para exponer las casi 70 horas de miedo que había vivido.

De cierta forma, el objetivo de la FALN se había cumplido. El nombre de la organización aparecía en todas las portadas de los diarios junto al nombre de uno de los jugadores más famosos de la historia.

Aunque nunca se pidió dinero por el rescate, ese secuestro le costó mucho a Di Stéfano, ya que en vida siempre recordó aquellos tres días como los más temerosos de su vida.


Titi González Méndez | Culturizando
Con información de abc.com | as.com