Un testigo de nacimiento y otras tradiciones en los partos reales
Un testigo de nacimiento y otras tradiciones en los partos reales
¿Te imaginas un supervisor en medio del parto? Esta era una de las tradiciones que tenía la realeza británica al nacer un nuevo miembro de la familia.
¿Te imaginas un supervisor en medio del parto? Esta era una de las tradiciones que tenía la realeza británica al nacer un nuevo miembro de la familia.
A lo largo de la historia, los miembros de la Familia Real Británica nacían en el hogar familiar, por lo que era normal que los partos se hicieran en los castillos o en las casas vacacionales de la realeza.
Los primeros miembros de la Familia Real en nacer en un hospital fueron William y Harry, los hijos del principe Carlos y Lady Diana. Más tarde los duques de Cambridge también siguieron el ejemplo con sus hijos.
En el año 1926, cuando nació la reina Isabel II, el secretario de la Casa Real estuvo presente en la sala de partos. Esta peculiar tradición, que además se realizó por cientos de años, era necesaria para que un testigo confirmara que había nacido un heredero al trono y también para asegurarse que el bebé no fuese cambiado.
Esta tradición se abandonó luego del nacimiento del príncipe Carlos en 1948.
Por muchos siglos no se permitía la presencia del padre en la sala de parto. Las parteras eran las encargadas de traer al mundo al bebé real mientras que los hombres esperaban en otra sala.
Es tradición que el anuncio del nacimiento del bebé real se coloque sobre un caballete en la entrada del Palacio de Buckingham.
También se recibe el bebé con lanzamiento de cañones.
Hasta principios del siglo XX los príncipes no usaban ningún apellido, el nombre del país que gobernaba su familia acompañaba su nombre de pila; sin embargo, algunos miembros de la realeza siguen manteniendo esta tradición como los duques de Cambridge, quienes nombraron a sus hijos George, Charlotte y Louise de Cambridge.
La reina Isabel II debe ser la primera persona de la familia en enterarse del nacimiento del bebé real. El príncipe William utilizó una línea codificada para comunicar a su abuela el nacimiento de sus hijos.
Una de las tradiciones que se ha mantenido es la de no revelar el sexo del bebé. Nadie de la familia real ni de los obstetras que llevan el control del embarazo pueden revelar el sexo hasta el momento del alumbramiento.
En los últimos 58 años, los miembros de la familia real no han tenido más de dos hijos. Los duques de Cambridge, William y Kate, son los primeros en hacerlo tras el nacimiento de su tercer hijo.
Los bebés reales son bautizados a los pocos días de su nacimiento. Además, durante muchas generaciones todos han utilizado la misma túnica en el momento del bautizo.
Esta túnica fue elaborada hace más de 160 años y fue hecha en satín para la hija mayor de la reina Victoria. Al tratarse de una pieza histórica, en 2004 se confeccionó una réplica que fue usada por los príncipes George y Charlotte.
Al nacer un nuevo bebé dentro de la familia real, la línea de sucesión al trono normalmente cambia. Con el tercer hijo de la duquesa Kate, el príncipe Harry será el sexto en la sucesión del trono.
Titi González Méndez | Culturizando
Con información de msn.com | elle.com