12 cosas que no sabías de Jennifer Lawrence

Jennifer Shrader Lawrence nació en un suburbio a las afueras de Louisville, Kentucky, el 15 de agosto de 1990. Su padre Gary, era dueño de un negocio de contratación y su madre Karen, dirigía un campamento de verano llamado Hi-Ho. Es la menor de tres hijos de la pareja. 

Al tener dos hermanos mayores, sus padres aseguran haberla criado de la misma manera. Lo que la dotó de un carácter bastante fuerte y un tanto brusco. En el colegio la llamaban “Nitro” por ser hiperactiva. “Mientras las niñas jugaban a la cocina, ella quería salir a jugar con la pelota” aseguró una vez su madre en una entrevista. 

Durante su infancia además de jugar al softbol, hockey sobre césped y al baloncesto en un equipo de varones (en los que practicaba su padre), también fue porrista por varios años del Kammerer Middle School.

Una de sus primeras interpretaciones en teatro fue a los 9 años en una obra escolar en donde participó como una prostituta, allí no solamente tenía los labios pintados de rojo, también realizaba ademanes eróticos. De ese modo, lo hizo tan bien, que los padres de los otros niños quedaron sorprendidos y le dijeron a su madre “no sabemos si deberíamos felicitarte o no, porque tu hija es una gran prostituta”.

Cuando tenía 14 años visitó New York junto a su madre, en donde un fotógrafo la “descubrió”. Realizó varios castings luego de ese encuentro, y lo demás solo pasó... Vivió unos meses en la Gran Manzana, luego se mudó a Los Ángeles. 

Intentó ser Bella en la saga Twilight, pero no convenció. También intento ser Jules, en Superbad, y no lo logró. Su verdadero ascenso llegó con Winter's Bone, film que la hizo merecedora de una nominación al Oscar. 

A la edad de 22 años ganó un premio Oscar en la categoría de mejor actriz por su actuación en Silver Linings Playbook. A partir de allí, ha sido nominada y ganadora de los premios más importantes del cine, como el Globo de Oro, BAFTA, MTV Movie Awards, People's Choice Awards, entre otros. La revista Time la incluyó en la lista de “Las 100 personas más influyentes del mundo”, y la revista Rolling Stone la reconoció como “la actriz juvenil más talentosa de Estados Unidos”. 

Desde 2010 está emparejada con la marca. Uno de sus grandes debuts (en alfombra roja), lo realizó en 2013 cuando ganó su primer Oscar. Con un vestido de alta costura francesa recibió su premio, después -claro-, de haberse caído al subir por las escaleras. Su discursó inició: “Sé que solo se han levantado porque me he caído y es vergonzoso, pero ¡gracias!”.  

Jennifer ha admitido que en un principio la fama la aterraba, tanto a ella como a su familia y sin darse cuenta, siguió siendo la misma chica de Kentucky, pero con éxito mundial. Ella es bastante natural, por lo que no le avergüenza admitir que ama la comida chatarra, a menudo va por hamburguesas en su automóvil. 

Se ha involucrado en diferentes campañas en defensa de la igualdad salarial y los derechos de la mujer, campañas de las Naciones Unidas contra la pobreza y el hambre, entre otros; además, es partícipe de movimientos como el de represent.us, organización encargada de involucrar a los jóvenes en temas de política, ya que se siente comprometida con la lucha anticorrupción en la política de los Estados Unidos.  

Tiene un tatuaje en la mano derecha con las siglas de la fórmula molecular del agua; es del color de una cicatriz, por lo que es difícil de distinguir. Solo hubo un problema en la transcripción... En la fórmula, el número ‘2’ está por encima y no por debajo de la ‘H’ (como debería), a lo que la artista comentó: “Tendría que haberlo buscado en Google antes de tatuármelo en el cuerpo para siempre”. 

Su personalidad no le permite mostrarse de otra manera. Al conocer a otros artistas que admira, no puede evitar ser ella misma y dar una primera gran impresión. Por ejemplo, conoció a John Stamos en una fiesta, y por su comportamiento, él le preguntó si estaba borracha a lo que ella respondió: “No, estoy totalmente sobria… ¡es que soy así!”. También se vio preocupada por horas, durante una filmación en la que Robert De Niro era su coestrella; y ella no sabía cómo pedirle un autógrafo para su padre, por lo que terminó pidiéndole el favor a un asistente.

Por: Bárbara Pernía | @barbcueto | Culturizando
Con información de: Rolling Stone | Mia Revista | El Mundo