Rhythm 0: Una performance peligrosa de la artista Marina Abramović
Rhythm 0: Una performance peligrosa de la artista Marina Abramović
Marina Abramović es una artista de performance, que perdió totalmente el control de su espectáculo al dejar en manos de los espectadores su cuerpo y su vida. ¿Qué la llevó a realizar esta dolorosa y agotadora puesta en escena?
Marina Abramović es una artista de performance, que perdió totalmente el control de su espectáculo al dejar en manos de los espectadores su cuerpo y su vida. ¿Qué la llevó a realizar esta dolorosa y agotadora puesta en escena?
La performance es una expresión artística basada en una puesta en escena que combina generalmente la improvisación, el arte conceptual y los happenings (participación del público). Una de las características más representativas de esta disciplina, es que se realiza completamente en vivo en un lugar y momento determinado, donde las manifestaciones del artista y la sorpresa del público, toman un gran protagonismo.
Esta acción artística no tiene mucha similitud con el teatro, ya que este último es predeterminado, y con instrumentación falsa. Mientras que en una performance todo es “real”, desde los instrumentos hasta las emociones de los artistas (o al menos así lo consideran sus seguidores).
Marina Abramović es una mujer serbia (aunque ella misma continúa considerándose yugoslava) nacida en Belgrado, el 30 de noviembre de 1946. Sus padres eran partisanos (combatientes) en la Segunda Guerra Mundial, por lo que la artista estuvo sometida a una disciplina militar durante su infancia. Estuvo en la Academia de Bellas Artes de Belgrado (Serbia), en la Academia de Bellas Artes de Zagreb (Croacia) y en la Academia de Bellas Artes de Novi Sad (Serbia) por su excelente fijación con la pintura, llegando a exponer un par de sus obras en las galerías de arte de su nación.
Luego de entrar a este mundo artístico, preparó su primera performance, con la pretensión de explorar rituales, y encontrarse con los límites de su cuerpo, la audiencia y las posibilidades de su mente. Siguió la siguiente línea de presentaciones: Ritmo 10 (1973) golpes rítmicos con cuchillos entre los dedos de sus manos, Ritmo 5 (1974), estuvo en medio de una estrella roja prendida en llamas hasta perder el conocimiento, Ritmo 2 (1974) utilizó píldoras para síndromes neuropsiquiátricos teniendo efectos mentales y físicos; finalmente desarrolló el desafío más grande denominado Ritmo 0 (1974).
La última de las presentaciones de Rhythm (en español, Ritmo) fue una de las más exigentes que tuvo que enfrentar la artista, porque ya no era ella quien controlaba lo que sucedería. Se desarrolló en el Studio Morra de Nápoles (Italia) durante un período de 6 horas iniciando a las 20:00 hasta las 02:00. Todo comenzó cuando los espectadores encontraron una mesa larga con un total de 72 objetos, y las instrucciones eran utilizar los objetos sobre ella como quisieran -cada uno de ser posible-, y ella tomaría total responsabilidad de lo que pasara.
Entre las reglas, estaba precisado que los guardias no podían intervenir en los sucesos, la audiencia tomaría el protagonismo, Abramović tomaría un rol pasivo, inexpresivo… sin moverse.
En principio, el público fue gentil. Varios se acercaron a tocarla, acariciarla, besarla en la mejilla e incluso para darle una rosa. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, las personas se volvieron más inquietas, más curiosas, y fue cuando comenzó su tortura. Le arrancaron la ropa, le cortaron el cuello, le aferraron al cuerpo el espinoso tallo de una rosa, la pintaron; un hombre le cortó el cuello y le besó la herida; la tumbaron en una mesa a piernas abiertas y colocaron un cuchillo muy cerca de su vagina, la pellizcaron, laceraron, y escupieron su cara. Los maltratos eran tanto físicos como psicológicos, ya que hubo algunos espectadores quienes intentaron alterar su “paz” con palabras.
Con este repentino cambio, el público se dividió en dos partes, entre quienes la “protegían” y quienes decidían “maltratarla”. Llegó un punto en donde un hombre se decidió por el revólver. Apuntándolo hacia ella, Abramović colocó sus manos en el arma y le ordenó al hombre que disparara. Esto no perturbó su estado.
Otra persona decidió tomarlo, y por unos minutos apuntarlo en su frente. Según declaraciones de la artista, fue el momento más escalofriante. Los guardias rompiendo las reglas, decidieron intervenir en un instante… lanzando el arma por una ventana, ya que el bullicio fue tal que se iniciaron varias peleas.
¿La intención de Abramović fue desde un principio esa? Al parecer sí, dispuso tantos objetos placenteros se le ocurrieron, como para infligir dolor también… y se mantuvo estática todo ese tiempo, a excepción por las lágrimas que corrían en su rostro de vez en cuando.
Pasadas las seis horas exactas, con el cuerpo completamente manipulado, Abramović abandonó su rol pasivo, y se levantó. En ese momento todo el público corrió y se alarmó, creyendo que se encontraría con una confrontación por parte de la artista. En esos instantes la sala quedó vacía.
La experiencia que aprendí fue que... si se deja la decisión al público, te pueden matar... Después de exactamente 6 horas, como estaba planeado, me puse de pie y empecé a caminar hacia el público.Todo el mundo salió corriendo, escapando..."
Marina Abramović
Muchos dudan de la veracidad de sus obras, mientras que otros afirman que la artista es responsable de importantes “experimentos sociológicos”. Lo cierto es que Marina realizó un arduo trabajo dedicado a su público (por lo que no representan una muestra de ninguna sociedad), que creía en su planteamiento desde un principio.
No existe mucha evidencia escrita en español sobre su trabajo, pero ella misma ha plasmado sus memorias en inglés, el más reciente trabajo fue The Artist is Present expuesto en el Museo de Arte Moderno en Nueva York en 2010.
Por: Bárbara Pernía | @barbcueto | Culturizando
Con información de: Líneas sobre arte | Wikipedia | The New Yorker