Transexuales sagrados: La religión hindú y la buena suerte de los “hijras”
Transexuales sagrados: La religión hindú y la buena suerte de los “hijras”
India es un país multicultural, en donde la religión hindú es la más practicada por sus habitantes. En ella, las personas transexuales son consideradas portadoras de bendiciones y buena suerte, pero detrás de ello, hay una realidad penosa.
India es un país multicultural, en donde la religión hindú es la más practicada por sus habitantes. En ella, las personas transexuales son consideradas portadoras de bendiciones y buena suerte, pero detrás de ello, hay una realidad penosa.
Los transexuales en la India son llamados “hijras” según la tradición hindú, y corresponden a un grupo de personas que no se identifica en ninguno de los dos géneros comúnmente conocidos: ni masculino ni femenino; más bien un tercer género, reconocido oficialmente por la Corte Suprema de la India.
Los hijras, son en su mayoría hombres que se refieren a sí mismos como mujeres, y que suelen vestirse como una. Algunos de ellos optan por la castración desde jóvenes, y voluntariamente se someten a esta intervención sin ningún tipo de anestesia, causándole la muerte a un gran número de ellos. También hay quienes, deciden la mutilación del genital, por lo que se les conoce como eunucos; y lo aceptan como una manifestación definitiva de renuncia a la procreación, pero antes cumpliendo con un ritual; consiste en tirar leche a un arroyo, ya que este líquido es símbolo de fertilidad.
También hay hijras mujeres, en menor medida. Actualmente no existe un censo claro que indique la totalidad de esta subcasta hindú, pero se estima que pudiera transcender los dos millones de personas.
El origen de los hijras se remonta a los textos sagrados del hinduismo, como el Kama Sutra, el Mahabhárata, el Ramayana, y las cortes del Imperio mongol. Lo que confirma la antigüedad que tiene la diversidad sexual en la India.
La leyenda más conmemorativa de este grupo, ocurrió supuestamente en el siglo IX, cuando el dios Krishna escuchó los lamentos de Iraván ―el hijo de su primo Aryuna― quien estaba a punto de suicidarse virgen y sin esposa. Como sacrificio en la batalla de Kurukshetra, el dios Krishna se transformó en la diosa Mohini, y le concedió su último deseo. A partir de allí, todos los años, los hijras acuden a su “boda” a Kutayan, al sur de India, celebran su enlace con el dios Iraván y posteriormente se convierten en viudas, y se cortan los adornos y vestidos. Es por esta tradición, que muchos de ellos renuncian a la vida sexual activa.
En la antigüedad, durante la invasión mongola, los hijras poseían tierras, ocupaban empleos importantes e incluso poseían sirvientes y eran inspiración de fe y respeto. Pero a partir de la invasión británica en el siglo XIX, la población de hijras empezó a ser marginada y a ser víctima de la persecución homofóbica, ya que se promulgaron leyes para criminalizar a los homosexuales, transexuales, y afines. Dicha legislación ya ha sido derogada casi en su totalidad.
Para los hindúes más arraigados, los hijras son considerados sagrados, ya que se cree que fueron tocados por los dioses y su bendición es sinónimo de buena suerte. Por esta razón, muchos de ellos viven de las propinas que les dan por asistir a bodas, nacimientos, bautizos y cualquier otro tipo de evento en donde se amerite buena suerte. La posición intersexual le atribuye a los hijras la capacidad de conceder dichas bendiciones, aunque algunos creyentes aseguran que también pueden maldecir.
El tercer sexo es propio de la creación universal, según la creencia hindú, ya que el universo está repleto de una diversidad ilimitada en tanto a naturaleza se refiere, y el hecho que una persona sea una combinación de ambos sexos, es parte de esa diversidad. De hecho, existen narrativas sagradas en donde los dioses, reyes y héroes, cambian de género repetidas veces.
Sin embargo, a pesar de la veneración que reciben, a menudo los hijras son separados de sus familias al momento de “revelarse”, ya que se les asocia a un estatus sagrado y su “virtud” puede privarlos de recibir educación, integración a la comunidad y trabajo digno. Muchos especialistas hablan de la similitud que tienen con los paria ―casta inferior del estatus social hindú―, porque son marginados y se les prohíbe el derecho a heredar y a pertenecer a un seno familiar.
La tradición cultural de la India puede resultar contradictoria, cuando de transexuales se habla, estos “híbridos” muestran la unión de lo femenino y lo masculino y le dan su propio sentido religioso, pero al mismo tiempo, se aborda como un tabú o una condición de extrañeza, pasando de un grupo social bendecido a un género arrinconado.
Por Bárbara Pernía | @barbcueto | Culturizando
Con información de: Wikipedia | El Clarín | Turismo Perfil