Ricardo Corazón de León, ¿el rey perfecto o un fiasco?
Ricardo Corazón de León, ¿el rey perfecto o un fiasco?
Ricardo Corazón de León es uno de esos personajes cuya vida y carácter se difumina con el mito que generó, dejando muy difusa la línea entre la realidad y la leyenda… ¿Era realmente un modelo perfecto de rey cristiano, o no fue más que un fiasco?
Ricardo Corazón de León es uno de esos personajes cuya vida y carácter se difumina con el mito que generó, dejando muy difusa la línea entre la realidad y la leyenda… ¿Era realmente un modelo perfecto de rey cristiano, o no fue más que un fiasco?
Mientras el buen rey Ricardo a las cruzadas fue a pelear, tenemos que aguantar al tirano 'Súper' Juan".-
'Robin Hood'
película de Disney de 1973
Es muy probable que cualquiera que haya visto la pintoresca película de Disney de 1973, Robin Hood, haya desarrollado un cariño bastante peculiar por el mítico rey Ricardo: un imponente león de abundante melena y facciones bonachonas con las que lograba inspirar respeto y simpatía al mismo tiempo.
Sin embargo, la verdad es que si este personaje aparece durante 45 segundos en toda la película es demasiado, y la idea que nos hacemos de él es debido a todas aquellas historias de aventuras y grandes hazañas contadas por el trovador y las personas del pueblo; así como de la imagen de su hermano Juan, el rey “pelele” que ni siquiera tenía melena.
En la realidad, Ricardo I de Inglaterra, llamado también Corazón de León, es uno de los reyes más mitificados y conocidos de la Edad Media; y es que tan solo su nombre ya evoca un mundo de aventuras caballerescas e interminables combates con espada que inspiraron a miles; sin embargo… al igual que en el filme animado de Disney, los súbditos de Ricardo lo vieron tan solo un par de veces pues, en total, no duró ni seis meses desde el momento que pisó su país como rey.
Pero… ¿es real todo lo que se dice de él?
Ricardo Corazón de León es uno de esos personajes cuya vida y carácter se difumina con el mito que generó, a tal punto que su fama rivaliza con la del mismísimo rey Arturo. Y es que no en vano, Ricardo se consideraba heredero legítimo del gran monarca de la Mesa Redonda; sin embargo… ¿era esto realmente cierto?
Tomando en cuenta que no existen testimonios arqueológicos fiables que permitan certificar la existencia histórica del rey Arturo, esta idea de un parentesco entre ambos se cree que responde más al interés político de la unificación de britanos, normandos y sajones que a la realidad histórica.
Lo cierto es que Ricardo logró convencer a sus oficiales de ser descendiente del mítico monarca e incluso de poseer la mágica Excálibur, espada que regaló -con motivo de la Tercera Cruzada-, a su primo Tancredo de Lecce, rey de Sicilia.
Estos hechos dejan bastante en evidencia que, tal y como sucede con la historia del rey Arturo, es muy difícil separar los hechos reales del mito de Ricardo I de Inglaterra, especialmente porque él mismo lo alimentó durante toda su vida.
Debido a su temperamento cálido y a la bravura con que se batía en cada combate, eligiendo siempre la zona donde el peligro era mayor y alentando permanentemente a la tropa para que lo siguiera, Ricardo recibió el título de ‘Corazón de León’ y comenzó a ser considerado por muchos como el símbolo vivo de las historias de caballería: el héroe romántico que lucha por la justicia de manera implacable y brutal.
Aunado a esta naturaleza heroica, espíritu aventurero y temperamento cálido, Ricardo era físicamente magnífico: era alto, de piernas largas y fuertes, con cabellos de un espléndido oro rojizo, ojos de un azul intenso y facciones hermosas… una apariencia exquisita heredada de la casa de Poitou -su familia materna-, además de una romántica afición por la poesía.
A pesar de haber recibido este magnífico físico que contribuyó a sentar las bases para la leyenda en torno a su figura, Ricardo no tenía ni la astucia política ni la competencia administrativa de su padre, Enrique II de Inglaterra, ni el sentido cabal de la reina Leonor de Aquitania.
Además, creció en un ambiente de disputas y traiciones familiares que lo llevó a engendrar un apasionado egoísmo aupado por el favoritismo que su madre le demostraba, una razón que le llevó a odiar a su padre y a desconfiar de casi todos sus hermanos.
Ricardo era avaricioso, aunque capaz de gestos extremadamente generosos; también era aficionado a la vida pródiga. Aprendió a ser un partidario violento, pero no leal; tenía una energía inflexible y le gustaba dirigir, pero no administrar… En fin, como cualquier ser humano más, el rey Corazón de León tenía muchos defectos y virtudes.
Fue un mal hijo, mal esposo y mal rey, pero un valiente y espléndido soldado”.-
Steven Runciman
historiador británico especializado en la Edad Media
Cuando la pasión se antepone al deber
Aunque en 1189 Ricardo I fue coronado como rey de Inglaterra, lo cierto es que en principio no estaba destinado a serlo, tuvieron que morir dos de sus hermanos para que él heredase legítimamente el trono.
Ricardo fue el tercer hijo varón de Enrique II de Inglaterra y Leonor de Aquitania, hermano menor de Guillermo, conde de Poitiers; de Enrique el Joven y de Matilde de Inglaterra, duquesa de Sajonia; así como el hermano mayor de Godofredo, duque de Bretaña; de Leonor, reina consorte y regente de Castilla; de Juana de Inglaterra y de Juan sin Tierra.
Guillermo falleció a los 2 años de edad, un año antes del nacimiento de Ricardo, y Enrique el Joven murió en el verano de 1183, durante una campaña en Lemosín contra su padre y su propio hermano, Ricardo.
Tras varios años de guerras y traiciones familiares, Ricardo se convierte en rey de Inglaterra, duque de Normandía y conde de Anjou; todo facilitado y dispuesto por su madre en una ceremonia de coronación en el palacio de Westminster diseñada para impresionar a los cientos de invitados de toda Europa.
Sin embargo, el hecho de no haber sido el primogénito de Enrique II no era el único indicio para pensar que no estaba destinado a ser rey. Al ser el consentido de su madre, Ricardo tenía una relación mucho más estrecha con Francia que con Inglaterra; de hecho, ni siquiera hablaba francés y, a pesar de haber nacido en Oxford, la única ocasión en la que pisó el suelo de las islas británicas había sido durante su coronación.
Por otro lado, Ricardo no actuaba –ni nunca actuó- como un rey sino como jefe de ejército y como soldado, representando el ideal caballeresco y cristiano de las cruzadas. Nada más ser coronado, Ricardo I ya pensaba -en lugar de acomodarse en el trono-, en abandonar la isla y marchar a Oriente Próximo para embarcarse en la tercera cruzada hacia Tierra Santa.
Juan, ¿el rey inglés ‘pelele’?
A un rey inglés todos cantarán en los siglos que vendrán, mas no por ser un gran monarca o por saber reinar (…) y cuando la Historia hable de él dirá que fue torpe, inútil y cruel”.-
'Robin Hood'
película de Disney de 1973
La pasión de Ricardo por las guerras, que le hizo embarcarse en campañas de manera casi constante, provocó que solo estuviera en Inglaterra un poco menos de seis meses, durante los diez años en los que fue rey y, como consecuencia, se mantuvo alejado de sus deberes como monarca.
Aunque su ausencia hizo que se difundiera la imagen de que era un rey “deseado” por su pueblo y asediado por sus enemigos, en realidad la situación política en Inglaterra comenzó a deteriorarse rápidamente debido a su falta de responsabilidad.
Su hermano, Juan sin Tierra, aprovechó esta situación para establecerse como un gobernante alternativo con su propia corte real, sus propios lord justiciar y lord canciller y otros puestos reales, para así ejercer como rey hasta que Ricardo volvió de las Cruzadas.
Aparentemente, muchos vieron esto como un “arrebato” de poder y comenzaron a acusar a Juan de ser un mal rey, inepto, avaro y malvado; todo lo contrario a Ricardo.
No obstante, esto no está del todo claro. Gran parte de la reputación negativa posterior fue establecida por dos cronistas que escribieron después de la muerte del rey inglés: Roger de Wendover y Mateo de París; incluso este último afirmó que Juan intentó convertirse al islam a cambio de ayuda militar del gobernante almohade Muhámmad an-Násir, cosa que los historiadores modernos consideran totalmente falsa.
Las interpretaciones históricas han estado sujetas a cambios considerables a lo largo de los años, y hoy en día se cree que esta parte de la historia, en la que Ricardo es el bueno y Juan el villano, está casi al mismo nivel de falsedad que la creencia de que Ricardo era el heredero de Arturo pues, aunque sí tomó muchas malas decisiones e incluso llevó a Inglaterra a un punto de quiebre, Juan asumió las riendas del país sin estar preparado, convirtiéndose en un dirigente benévolo.
Un hecho que puede sostener este argumento, es que muchos cronistas medievales, como Ricardo de Devizes, Guillermo de Newburgh, Roger de Hoveden y Raúl de Diceto, admitieron que aunque en un principio no simpatizaban con Juan durante el período de gobierno de Ricardo, al menos los primeros años de su reinado –posteriores a la muerte de Corazón de León- fueron bastante positivos.
Aunque se le conoce como un valeroso guerrero que defendió el cristianismo, muchas personas acusaron a Ricardo de crueldad contra aquellos que consideraba sus enemigos, y de cometer violaciones a mujeres inocentes de las tierras que pretendía conquistar.
Él tomó por la fuerza a las señoras, hijas y parientes de sus hombres libres y las hizo sus concubinas… Y luego de haber extinguido el ardor de su lujuria con ellas, echó mano de sus soldados para lo mismo”.
Así narró un trovador contemporáneo en las revueltas del condado de Angulema de 1181 y 1182, dejando también en evidencia que el rey Ricardo también abusaba sexualmente de algunos soldados, acusación que lo acompañó toda su vida y que desconcertó a muchos historiadores de la época, pues no fue ni la primera ni la última vez que se le señaló por ser homosexual o bisexual.
Así pues, Ricardo llegó a inspirar admiración y temor en partes casi iguales. Fue alabado por muchos de sus seguidores y acusado de crueldad por aquellos a quienes arrebató sus tierras y esperanzas…
En su lecho de muerte, Ricardo protagonizó un momento bastante contradictorio pues, habiendo terminado en cama por su misma crueldad, realizó un último acto de bondad antes de fallecer.
Al atardecer del 25 de marzo de 1199, Ricardo inspeccionaba el castillo de Châlus-Chabrol sin su cota de malla, cuando un ballestero disparó una flecha que lo hirió en el hombro izquierdo cerca del cuello.
A pesar de que lograron sacarle la flecha, se produjo una gangrena en su cuerpo, complicación habitual en la época debido a la inexistencia de medidas de asepsia y tratamientos antibióticos, por lo que Ricardo solo fue empeorando con el paso de los días.
Antes de fallecer, Ricardo hizo traer ante él al ballestero que lo había herido y resultó ser un niño. Al ser juzgado por aquel acto en contra de su rey, el ballestero acusó a Ricardo de haber asesinado de forma cruel y despiadada a su padre y a sus hermanos…
Aunque todos, incluyendo el niño, esperaban que fuese condenado a la horca por aquella venganza, Ricardo Corazón de León le perdonó la vida como último acto de piedad, y ordenó que lo liberasen. Sus palabras en aquel momento fueron: “Continúa viviendo y por mi recompensa contempla la luz del día”.
Ricardo I de Inglaterra murió el martes 6 de abril de 1199, en brazos de su madre, no sin antes haber puesto todos sus asuntos en orden, legando todos sus territorios a su hermano Juan y sus joyas a su sobrino Otón.
Las crónicas contadas se refirieron a la muerte del rey a manos de un niño ballestero como “El león que fue asesinado por la hormiga".
Por Diana Carolina Fernandes | @dianacarolina_f | Culturizando
Con información de: Muy Historia / Holt, James Clarke (1963). King John (en inglés). Londres: Historical Association. p. 19. / Runciman, Steven (1981). Historia de las Cruzadas. 3: El reino de Acre y las últimas Cruzadas (2ª edición). Madrid: Alianza Universidad. / Mundo Espadas