Yákov Dzhugashvili: El hijo que Stalin dejó morir a manos de Hitler
Yákov Dzhugashvili: El hijo que Stalin dejó morir a manos de Hitler
El primogénito de Stalin, Yákov Iósifovich Dzhugashvili, teniente de artillería y prisionero de los alemanes, fue el protagonista involuntario de una de las muchas desgraciadas historias que dejó la Segunda Guerra Mundial. Una historia que dejó en claro cómo era ser hijo de un monstruo…
El primogénito de Stalin, Yákov Iósifovich Dzhugashvili, teniente de artillería y prisionero de los alemanes, fue el protagonista involuntario de una de las muchas desgraciadas historias que dejó la Segunda Guerra Mundial. Una historia que dejó en claro cómo era ser hijo de un monstruo…
El 18 de diciembre de 1878 nació Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, más conocido como Iósif Stalin, segundo líder de la Unión Soviética y una de las personas que más influyó en el curso del siglo XX…
Fue presidente del Consejo de Ministros de la URSS durante 12 años, y su política se caracterizó por la puesta en marcha de los planes quinquenales -una serie de proyectos internacionales centralizados para la economía de la URSS- con la finalidad de lograr una rápida y efectiva industrialización del país.
El resultado de esta puesta en marcha se tradujo en millones de personas enviadas a campos de trabajo, o deportadas a zonas remotas de la Unión Soviética. Además, la colectivización agraria generó tal conmoción entre los ciudadanos que desembocó en la interrupción de la producción de alimentos y, por ende, en una catastrófica hambruna...
Este descontento social llevó a Stalin a poner en marcha la Gran Purga al final de 1930 -comúnmente conocida en la Rusia actual como Gran terror-, una campaña de represión y persecución política que se ocultó a la comunidad internacional.
Las innumerables pérdidas humanas que se cobró el proceso de transición del socialismo al comunismo suscitan una gran polémica en torno a la figura del líder que, como todo dictador, es considerado un tirano y un líder capaz, convirtiendo a Stalin en un asesino de masas culpable de la muerte de entre 3 y 20 millones de personas…
Sin embargo, por más terrible que sean los actos cometidos por cualquier persona, uno pensaría que al menos con sus hijos sería un “padre ejemplar”... Pero este no fue el caso del dictador soviético.
La primera esposa de Stalin, una costurera del ejército zarista llamada Yekaterina Svanidze, murió en 1907, solo cuatro años después de su matrimonio; no obstante, tuvieron un hijo juntos: Yákov Dzhugashvili.
Yákov Iósifovich Dzhugashvili nació en el poblado de Baji, cerca de Kutaisi, en 1907, siendo el primogénito del dictador.
Cuando su madre murió de tifus, Yákov tenía unos meses de nacido y fue enviado a Tiflis, para criarse en casa de su tía Nadezhda Allilúyeva, quien más tarde se convertiría en la segunda esposa de Stalin. Yákov, a pesar de que tenía contacto constante con su padre Stalin, nunca establecieron lazos afectivos dada la dura personalidad del dictador.
En su juventud, Yákov y su tía se trasladaron a Moscú, donde comenzó sus estudios universitarios. Llegó a graduarse como ingeniero, y posteriormente ingresó en una academia de artillería, donde se licenció como oficial.
Yákov se enamoró de una conocida bailarina de origen judío llamada Yulia Meltzer, y ambos empezaron una relación sentimental hasta que finalmente contrajeron matrimonio. De esta relación nacieron sus dos hijos Galina Dzhugashvili y Yevgueni Dzhugashvili…
Sin embargo, alcanzar aquella boda no fue tarea fácil para Yákov y Yulia, pues Stalin se opuso rotundamente alegando que su hijo era muy joven y debía centrarse en su entrenamiento militar.
Esto devastó a Yákov que intentó suicidarse disparándose en el pecho; sin embargo, falló por unos milímetros: un fracaso que logró convertirlo en un hazmerreír para su padre, quien lo acusó de inútil pues ni siquiera era capaz de suicidarse.
Yákov sirvió en el Ejército Rojo como teniente de artillería y participó en operaciones de combate tras la invasión alemana de la Unión Soviética hasta que, el 16 de julio de 1941 entre miles de soldados rusos, fue capturado cerca de Vítebsk durante la batalla de Smolensk.
En el interrogatorio llevado a cabo por los oficiales alemanes, Yákov recalcó, muy altivamente que al momento de la captura estaba herido y aturdido pero que, de haber podido, se hubiera pegado un tiro. Además, aseguró que nunca serían capaces de tomar Moscú, algo que resultó ser cierto…
Durante muchos meses el secreto de Yákov pasó inadvertido para los alemanes; sin embargo, tras ellos darse cuenta de quién era su progenitor, intentaron ganarse su favor con halagos… luego comenzó a recibir presiones y después amenazas, en un esfuerzo por conseguir su colaboración en las actividades propagandísticas.
La esposa de Yákov fue encarcelada por órdenes de su padre durante casi dos años después de que él cayera en manos de los alemanes. Durante esos dos años fue brutalmente torturada para intentar que confesase la “traición” de su marido. Sin embargo, de acuerdo con el relato del historiador soviético Alexander Kolesnik, no está claro si Yákov llegó a enterarse de este suceso.-
A pesar de que él no accedió y nunca se dejó persuadir, los alemanes se las ingeniaron para usar sus fotografías -tomadas mientras estaba desprevenido- en muchas campañas. Incluso, en las emisiones de radio para minar el ánimo de los soldados rojos, en las papeletas propagandísticas que arrojaban desde aviones, utilizaban frases como:
“¡Dejad de derramar vuestra sangre por Stalin! ¡Su propio hijo se ha rendido! Si él prefiere salvar su propia vida ustedes no estáis obligados a entregar la vuestra”.
Durante los siguientes años Yákov pasó por varios centros de reclusión: primero estuvo en Hammelburg, luego pasó a Lübeck y finalmente acabó en el campo de concentración de Sachsenhausen, cerca de Berlín, donde aproximadamente unos 30.000 prisioneros de todo tipo fueron asesinados.
Un antiguo prisionero de guerra, que compartió alojamiento con Yákov, declaró que su actitud con los nazis siempre fue intransigente; de hecho, durante los registros no se ponía en posición firme, nunca saludaba a los oficiales alemanes y en general mostraba un comportamiento desafiante, por lo que era enviado a menudo a una celda de castigo.
Dos años más tarde, Hitler le hizo una oferta a Stalin: por mediación de la Cruz Roja, los nazis estaban dispuestos a intercambiar prisioneros, el hijo de Stalin por el mariscal de la campaña de Stalingrado, el derrotado Friedrich Paulus.
Pero, las duras palabras de Stalin sorprendieron a más de uno:
El 15 de abril de 1943, Yákov Dzhugashvili falleció en el campo de concentración de Sachsenhausen, en circunstancias que al día de hoy siguen siendo bastante sospechosas.
La versión oficial dice que el teniente del Ejército Rojo se lanzó contra la alambrada, en un intento de escape, y un soldado del campo le disparó…
No obstante, extraoficialmente se cree que en realidad no fue un intento de escape sino un acto suicida, pues el centinela que acabó con él dijo años después que el hijo de Stalin se agarró a las alambradas del perímetro y gritó:
“Eh, tú eres un soldado, así que no seas cobarde. ¡Dispárame!”. Su muerte fue instantánea.
Sobre los motivos del suicidio siempre se manejaron algunas hipótesis, entre las que destaca que Yákov sufrió hondamente el rechazo de su padre y que esta fue la razón principal.
No obstante, hace algunos años, un grupo de investigadores concluyó que la principal razón del suicidio de Yákov habría sido la vergüenza generada al enterarse de la masacre que condujo la policía secreta soviética, ordenada por su padre, sobre el pueblo polaco, conocida como la ‘Masacre de Katyn’…
Yákov desarrolló gran empatía con los polacos, con quienes compartió casi dos años de cautiverio, y no pudo tolerar el saber que el número de muertos ascendía hasta casi 22.000 personas.
Otra hipótesis, manejada por el ensayista checo Milan Kundera, sugiere que las costumbres poco refinadas del ruso no encajaron bien entre los británicos con los que compartía celda en Sachsenhausen y; según el escritor, el joven ruso se habría arrojado al suicidio después de haber discutido con los militares ingleses.
Por otro lado, en el año 2013, material extraído de archivos oficiales rusos revelaron que el hijo de Stalin sí se entregó voluntariamente a los nazis ya que odiaba a los judíos -a pesar de que estaba casado con una- y que tildaba a los líderes soviéticos como “estúpidos e idiotas”. Sin embargo, por su personalidad altiva y desobediente, fue ejecutado cuando no quiso seguir órdenes…
Lo cierto es que esta teoría bien pudo ser parcialmente inventada por el propio Stalin, quien siempre aseguraba que un soldado que se “dejaba capturar” era un traidor.
Si a eso le sumamos la supuestamente falsa propaganda que usaron los nazis de Yákov, y que el dictador declaró en varias oportunidades que consideraba a su hijo “débil, cobarde y sin voluntad”, podría tener sentido que simplemente sea una mentira que contaron los rusos para justificar que nunca accedieron a rescatar al teniente…
Al día de hoy nadie sabe dónde yace el cadáver de Yákov Iósifovich Dzhugashvili.
Por Diana Carolina Fernandes | @dianacarolina_f | Culturizando
Con información de: Muy Historia | Gehm | BBC | 20 Minutos