'Blade Runner 2049': No siempre las secuelas son malas

Después del año 2000 las casas productoras tomaron la decisión de exprimir al máximo sus películas exitosas. Con más errores que aciertos, recientemente contamos con reboots, precuelas y secuelas por todas partes en la que quizás de primera mano parece salir mejor parada la saga de Star Wars; un posible intento de George Lucas por reivindicarla desde el emporio Disney, luego de su controvertida precuela que narra los orígenes de Darth Vader.

En este sentido, Ridley Scott parece haber querido seguir los pasos de Lucas, con respecto a su obra maestra Alien, el octavo pasajero (1979); referencia obligada de los amantes del terror y la ciencia ficción. Si bien, hubo una continuación -Aliens (1986)-, el intento por ampliar este universo tuvo sentido, tejido de la mano de James Cameron, una obra que queda perfectamente fusionada con su predecesora. Ahora, la calidad del resto de las continuaciones está aún reservada al debate; y hablar de los pastiches Alien vs. Predator sería con la intención de poner en relieve lo lejos que están de la obra original de Scott.

La intención de Scott de crear una precuela (Prometheus [2012], Alien: Covenant [2017]) de Alien, para revelar lo que a nadie le interesaba -los orígenes de la criatura- confundió y emocionó a más de uno; sin embargo, luego de ver los resultados (muy alejados de la obra maestra de 1979) significó quizás un tropiezo en su carrera y un sabor de boca que no agradó a todos. Las expectativas eran demasiado altas... precisamente por tratarse de una extensión creada a manos del propio Ridley Scott.

En este sentido, el miedo estaba justificado al enterarnos de una continuación de otra de las películas más queridas de todos los tiempos: Blade Runner; considerada como una de las más influyentes de toda la historia del cine; la segunda obra maestra de Scott después de Alien, el octavo pasajero.

Puedes ver aquí el tráiler de la obra original de 1982.

Esta fría pero contundente sentencia de la primera película es el foco argumental del universo de Blade Runner ambientado en el año 2019 en la ciudad de Los Ángeles. Los “replicantes”, son androides creados a partir de la biomecánica, capaces de ser extremadamente similares en muchos aspectos a los humanos, pero más fuertes; dispuestos para diversas tareas que abarcaban el entretenimiento sexual, funciones militares o minería en colonias espaciales. El modelo Nexus 6 destaca por ser el más perfecto de todos y el más avanzado en su clase, casi idéntico al humano, pero con una vida útil de solo 4 años.

Luego de una fuga de varios replicantes modelo Nexus 6, se activa un protocolo de seguridad, en el que participa una brigada llamada Blade Runner; con la tarea de liquidar (pasar a retiro) aquellos replicantes que incumplieran su prohibición de regresar a la Tierra. Es aquí donde entra en acción, Rick Deckard (Harrison Ford) como un ex blade runner, a quien le encargan la tarea de encontrar y eliminar a los replicantes renegados por ser considerado el mejor en su oficio; así se desarrolla una trama al mejor estilo del cine negro de los años cuarenta, que coquetea con una profunda reflexión acerca de la vida y la identidad.

Blade Runner fue estrenada en 1982, y en principio no ganó demasiada atención del público y la crítica; sin embargo, poco a poco se fue colando como una de las películas más representativas inspiradas en los conflictos del género literario cyberpunk, influenciando a todo un séquito de obras que abarcan desde la animación con Akira, Ghost in the Shell; Evangelion 1.01 You are (not) Alone; hasta cintas como Terminator, Robocop o A.I. Inteligencia Artificial.

La película abordó con algunas libertades muchas preguntas acerca de la existencia hechas por Philip K. Dick en su novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, publicada por primera vez en 1968. 

La exploración en lo que se refiere a lo artificial y lo natural es la base y encanto de Blade Runner, abordando el tema desde lo filosófico y lo humanista, -rasgos muy frecuentes en el género cyberpunk-, que terminan por hacer un contraste muy propio en medio de la decadencia y el avance tecnológico; una línea argumental y una estética apocalíptica que muy bien supo desarrollar el equipo de Scott en la cinta original, llevando al cine una sociedad distópica de vastos edificios, enceguecedor despliegue publicitario, vicios, desesperanza, comida chatarra, contaminación y los evidentes avances tecnológicos en materia de transporte y robótica; todos soportados por la majestuosidad synth-futurista de la música de Vangelis, que terminan levitando en un destacado conglomerado artístico, donde sus protagonistas no pueden escapar de la suciedad de la ciudad de Los Ángeles de un futuro cercano y su cuestionable moral; un monolito visual que al final termina por convertirse en su propio argumento.

La primera película posee una soberbia puesta en escena, destila en sus fotogramas un carácter melancólico y sombrío del que no escapan sus personajes; un look que refleja el gusto de Scott por la obra de Moebius, Jean Giraud, o el arte de Syd Mead, convirtiéndola en una oscura pieza visionaria que culmina con un memorable discurso del replicante Batty (Rutger Hauer).

El ritmo, inmersión, profundidad argumental y seriedad, le apartan del blockbuster predecible, encontrando más su lugar entre el art-film y la ciencia ficción dura, virtudes que le otorgan un merecido puesto en el Olimpo de las películas de culto y espacios de enseñanza cinematográfica, además de colocarse entre las 10 mejores películas de ciencia ficción del American Film Institute.

Blade Runner 2049 es sin más la continuación de la obra de 1982; a 30 años de los sucesos de Blade Runner. El filme es una bocanada de aire fresco, tomando en cuenta la persistencia del cine actual de ciencia ficción facilón, cargado de CGI y peleas de kung-fu. Si bien, no podemos dejar de aceptar que hay algunas excepciones de gran calidad (Ex Machina; Moon; entre otras); Blade Runner 2049 emerge con lo mejor de su predecesora para provocar un viaje hacia el mundo que conocimos previamente; algo que se agradece, recordando que otras propuestas como Prometheus o más recientemente Alien: Covenant, -ambas de Scott- olvidaron por completo la estética tecnológica de la obra original de finales de los años 70; un detalle que choca (también lo dejó pasar Lucas en su precuela de Star Wars) al verse más adelantado el pasado cargado de hologramas y refinamiento, perdiendo el crudo encanto físico de Alien, el octavo pasajero.

Puedes ver el tráiler a continuación:

En esta nueva propuesta los replicantes se han integrado en la sociedad, gracias a que la bioingeniería jugaba un papel primordial en la supervivencia de los seres humanos. K (interpretado por Ryan Gosling) es un modelo nuevo, creado para funcionar como un blade runner para la policía de Los Ángeles, -al igual que Rick Deckard-. El trabajo de K es ubicar a viejos modelos de replicantes que se desenvuelven en la clandestinidad para luego ser liquidados.

Un movimiento libertario impulsado por replicantes es investigado por K. Entre sus hallazgos está un indicio que parece imposible; y que de ser verdad traería grandes complicaciones a la sociedad.

En el director Denis Villeneuve (Sicario, Arrival) recayó la gran responsabilidad de llevar a puerto este inmenso proyecto, en el que la presión tuvo que alcanzar niveles inhumanos. Scott se desenvolvió como productor ejecutivo; contando también en el staff con el guionista de la cinta original Hampton Fancher. Aquí es capaz de darnos un argumento, que no se decanta por una narrativa sacrificada por los efectos especiales epilépticos o por diálogos acelerados, ni mucho menos por una copia burda de la película de 1982. 

Para los que esperan una película de acción, mejor que miren a otra parte. A nivel visual nos encontramos con una labor magistral y uno de los puntos fuertes de esta obra; la fotografía está cuidada quirúrgicamente; un reflejo de la destreza del británico Roger Deakins en darle continuidad al insuperable trabajo y visión de Jordan Cronenweth; el responsable de crear la calidad fotográfica tan recordada de la película original y que influenció a tantas películas de ciencia ficción.

Deakins ha recibido 13 nominaciones al Oscar a la mejor fotografía; mostrándonos su visión en películas como 1984 (1984); Skyfall (2012); Sin lugar para los débiles (2007) entre otras. 

Blade Runner 2049 rescata la velocidad y la atmósfera de la primera entrega, para crear un estilo más contemplativo; donde el espectador puede quedar inmerso en una realidad alternativa gracias a estos recursos narrativos; o simplemente quedar un poco incómodo ante la irrupción o la capacidad “invasiva” que tiene el filme; habilidad que puede ser tomada como virtud por aquellos espectadores quizás más experimentados con estas formas narrativas, o como un bloque muy pesado de aguantar por aquellos que quizás estén más acostumbrados a cargar la "ciencia ficción" de algunos recientes blockbusters.

La ambientación logra una experiencia envolvente a través de un gran trabajo de diseño de sonido y mezcla en el que podremos percibir este mundo distópico en todo su esplendor.

La nueva película nos revela el actual alcance en efectos visuales en una hermosa secuencia de carácter casi alucinógeno tan interesante como hipnótica que no puedes dejar de ver en el cine.

Si la música de Blade Runner es una muestra fehaciente del artificio con los sintetizadores y una pieza seminal de la música electrónica contemporánea; Hans Zimmer rinde tributo a la inmejorable obra de Vangelis; otorgando a Blade Runner 2049 una soberbia partitura para evocar los conflictos y el existencialismo, que al mismo tiempo enaltece los sobrios escenarios y edificaciones, tan hermosos como perturbadores; donde el concreto inmaculado en interiores, los sucios exteriores y los tonos tornasolados dibujan lo más puro del cyberpunk. 

Si bien al primer año del estreno de la primera obra Blade Runner los críticos parecían no ponerse de acuerdo en cuanto a su rigor argumental y estilo; -algunos la encontraron lenta e incongruente; otros halagaron su complejidad y estética-, tampoco la taquilla fue muy satisfactoria; aunque los especialistas le echan la culpa al estreno mundial de E.T.: el extraterrestre para ese momento.

Posteriormente Blade Runner obtuvo dos nominaciones al Oscar en las categorías de mejor dirección artística y mejores efectos especiales, alzándose en los Bafta con premios a mejor fotografía, vestuario y diseño de producción. Fue catalogada como una de las mejores películas de la historia por la revista británica Empire en el año 2012, ubicándose en el puesto 20.

Blade Runner 2049 es indiscutiblemente un regalo para los fanáticos del universo de Blade Runner, y sin lugar a dudas hace honor a la obra original, sin llegar a opacarla o superarla -en el buen sentido-. También es una chispa esperanzadora que deja ver a lo lejos un camino que podría mostrarnos otra vez cine de ciencia ficción que desafíe al público, que últimamente ha sido muy subestimado con remakes y adaptaciones de muy mala calidad.

Para los nostálgicos, los actores Edward James Olmos (Gaff) y Harrison Ford (Deckard) reaparecen en la película; además podrás disfrutar de una gran sorpresa actoral femenina...

Por Ed Vera | @vid1ka | Culturizando