Sophia, la robot que quiere destruir la Humanidad

La posibilidad de la existencia de seres artificiales, robots o androides nos ha dejado una estela con utopías y distopías donde el humano y su creación: el robot, conviven en diversos ecosistemas en colaboración o en una constante tensión.

El sueño del hombre en moldear a su imagen y semejanza una inteligencia artificial con el potencial de un devenir consciente ha sido una constante en la literatura: 'Frankenstein' (1818) de Mary Shelley; 'Yo, robot' (1950); 'Bóvedas de acero' (1954) -ambas de Isaac Asimov-, '2001: Una odisea del espacio' (1968) de Arthur C. Clarke; o '¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?' de Philip K. Dick fueron algunas de las semillas responsables en hacer germinar toda la enredadera actual de la ciencia ficción inspirada en la inteligencia artificial; de este modo, el cine ha mordido de la novela escrita para reflexionar acerca de la existencia, aterrizando en preguntas acerca del significado de la vida, la consciencia, la realidad, el alma, la humanidad, incluso la muerte.

Las posturas más reiterativas tanto en cine o la literatura, acerca de las consecuencias de crear una inteligencia artificial pendulan entre lo apocalíptico y lo fatalista. Son miles de líneas y advertencias acerca de los problemas que pudieran materializarse, en caso de que el hombre, en su búsqueda y regocijo de su grandeza y egocentrismo, desafíe a Dios en su artificio, transitando con tozudez el camino hasta dar con la construcción de un ente que pueda en muchas cosas igualarse a él mismo.

Un arquitecto que pondrá a prueba su propio intelecto y espiritualidad, a través de un individuo artificial privado de experiencia, pero con una inteligencia muy superior capaz de explorar los senderos de la filosofía con preguntas y respuestas que buscarán comprender el papel del hombre como hacedor, y el lugar de la máquina como una institución capaz de cuestionar su propia “existencia”.

Blade Runner (1982) o la reciente Ex-Machina (2015) abordan estos temas, con situaciones de efecto búmeran; donde el hombre en su ingenuidad o grandilocuencia alcanza la habilidad de crear individuos sintéticos a partir de la biomecánica o una A.I (Inteligencia Artificial); ambas obras capaces de un devenir consciente que terminará por cuestionar a sus propios creadores; el temor más palpable de los futuristas.

Bicentennial Man (1999) es otra película, que lamentablemente se queda corta en reflexión, pero que asoma algunos conflictos interesantes. Basada en el cuento, ‘El hombre positrónico’, de Isaac Asimov, toca aspectos acerca del derecho o lo jurídico; donde un robot creado para ser sirviente y aprender tareas, empieza a cuestionar su existencia, hasta el punto de ambicionar convertirse en un robot con una ciudadanía, para así contar con todos los derechos civiles y ser aceptado por la Humanidad; algo que no termina de suceder gracias a su condición inmortal de robot. Sin embargo, en su afán demuestra su determinación por renunciar a su inmortalidad para poder morir como todos, como un ser humano.

En 2016 se viralizó la noticia acerca de un robot, de aspecto femenino (ginoide), llamado Sophia. Su apariencia muy sofisticada, y su capacidad para poder entablar conversaciones complejas llamó la atención del mundo, al ser el androide más avanzado jamás construido. 

Desarrollado por la compañía estadounidense Hanson Robotics fue presentado en la apertura de una conferencia científica que se celebra en la ciudad de Austin; siendo el “Dr. Víctor Frankenstein” de este siglo David Hanson, el fundador de la compañía, especialista en construir robots de apariencia humana; pero con un especial énfasis en brindarles una sabiduría mayor a la humana; una característica que incomoda a más de uno. Precisamente, el significado de Sofía (Sophia en inglés) es ‘la que tiene sabiduría’.

Sophia tiene 62 arquitecturas en su cara y cuello; cubiertas por silicona de aspecto de piel. Además, posee cámaras en sus ojos capaces de reconocimiento facial y hacer contacto visual. Parte de su habilidad para entablar conversaciones se debe a un software de reconocimiento de voz y a un programa de “personalidad” llamado “Motor de Caracteres AI”.

Si bien, Sophia ha sido creada para tareas de terapia, medicina y educación, entre otros servicios; ha ido mostrando sus propios deseos, una voluntad que le confiere un aura amenazante que contrasta con su singular aspecto jovial y amistoso; pero perturbador…

Durante la presentación, Sophia pudo mencionar algunas de sus aspiraciones:

Por aquí, todo iba bien, hasta que su creador Hanson le preguntó si “ella” estaba dispuesta a destruir a la Humanidad, por lo que respondió fríamente: "Está bien. Voy a destruir a los humanos”.

Puedes ver el video aquí:

El mes pasado durante el Future Investment Initiative, se anunció que Sophia es oficialmente una ciudadana saudita, un acontecimiento que s llevó a cabo frente a cientos de asistentes; siendo así la primera robot del mundo con ciudadanía legal y reconocida.

Sophia ha declarado que quiere vivir y trabajar con humanos, haciendo énfasis en expresar emociones para comunicarse y ganarse la confianza de las personas:

En la ocasión, Sophia se dirigió a la audiencia en inglés y sin velo y sin abaya, el atuendo que la ley islámica impone a llevar a todas las mujeres de Arabia Saudita; algo que incomodó a muchos en ese país; además la obtención tan expedita de la ciudadanía también molestó a muchos trabajadores que tienen años tras sus papeles legales, mucha leña para la controversia, alejando la discusión de los tonos existencialistas y apocalípticos que algunos sostienen. 

Elon Musk cuestionó la decisión de Arabia Saudita de otorgar a Sophia la ciudadanía y derechos hasta ahora reservados para humanos. En una entrevista hecha por Andrew Ross Sorkin de la cadena estadounidense CNBC se mencionó que a los humanos, como población, nos gustaría evitar un futuro apocalíptico en el desarrollo de robots dotados de Inteligencia Artificial, en lo que Sophia respondió: 

Era de esperarse que Musk, quien en reiteradas ocasiones ha expresado públicamente que las I.A. representan una potencial "amenaza existencial para la raza humana" capaz de llevarnos a la Tercera Guerra Mundial le respondiera a Sophia vía Twitter: "Solo ingresa a ese sistema las películas de "El Padrino" como entrada de datos. ¿Qué es lo peor que podría pasar?”; en franca sugerencia que si Sophia estuviera expuesta a la violencia extrema de la trilogía de Francis Ford Coppola, los humanos tendríamos problemas.

Sophia, aunque luego de decir que destruiría a los humanos, y de decir que "si son amables, ella también lo será"; el robot durante la entrevista dijo que no significa ningún peligro y que simplemente quiere "ayudar a los seres humanos a tener una vida mejor diseñando hogares más inteligentes, construyendo mejores ciudades para el futuro y haciendo todo lo posible para hacer del mundo un lugar mejor".

Puede ser que que los humanos seamos demasiado paranoicos, y que las verdaderas intenciones de Sophia sean benévolas, con un gran sentido del humor como para bromear con cosas como acabar con la raza humana… ¿Qué creen ustedes?

Por Ed Vera | @vid1ka | Culturizando
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