10 misterios sin resolver de la Primera Guerra Mundial

Estamos hablando del as alemán volador también conocido como Manfred von Richthofen. Von Richthofen fue un piloto de combate talentoso y célebre con más de 80 victorias confirmadas en su haber, pero hay mucha controversia con respecto a su muerte. Lo que no se debate es que The Red Baron recibió un disparo en el pecho durante una pelea de perros con dos pilotos canadienses el 21 de abril de 1918. En cambio, la pregunta es: ¿quién disparó las balas fatales al increíblemente resistente von Richthofen? La Royal Air Force del Reino Unido reconoce oficialmente a uno de los canadienses, el capitán Arthur Brown, como el tirador, pero otras fuentes han nombrado a no menos de otros cuatro hombres que pudieron haber hecho historia ese día.

Se cree que John Parr fue el primer soldado británico asesinado en el cumplimiento de su deber durante la Primera Guerra Mundial, pero la identidad de quién hizo el primer disparo en el conflicto continúa siendo un misterio. Además, no se sabe exactamente qué persona fue responsable de la muerte de Parr, ya que hubo una oleada de incidentes de fuego amistosos al principio de la guerra. Se cree que el soldado fue asesinado por una patrulla alemana durante una misión de reconocimiento en Bélgica. También surgieron teorías que Parr pudo haber sido asesinado accidentalmente por las fuerzas británicas, o por oposición en la Batalla de Mons, no muy lejos de donde él estaba estacionado.

Durante la década de 1960, la Universidad de Victoria en la Columbia Británica tomó posesión de una colección de misteriosos bocetos bellamente renderizados que datan de la Primera Guerra Mundial. La firma de las piezas pertenece a un "JM", y hay una dedicación adicional a una hija llamada "Adele". Estas son las únicas pistas sobre la identidad del artista. El artista utilizó tanto acuarelas como métodos de pluma y tinta, y muestra las duras realidades de la guerra, como el efecto de las armas químicas sobre los caballos. Se cree que "JM" era un soldado británico, pero eso es todo lo que se sabe hasta el momento sobre este misterioso artista.

Esta joya de valor incalculable tiene una historia intrincada de la propiedad, que ha pasado por numerosas manos, comenzando con Charles el Temerario, duque de Borgoña. Sin embargo, no es quién lo poseía lo que alimenta el misterio detrás del Diamante Florentino, ya que la joya se perdió después de la Primera Guerra Mundial. Los historiadores creen la joya fue llevada inicialmente a Suiza por el exiliado Carlos I de Austria, antes de desaparecer en 1918. Abundan las teorías sobre quién se llevó el diamante, y dónde finalmente terminó, con algunos creyendo que fue contrabandeado a los Estados Unidos.

Fue en 1918 cuando Günther Krech y la tripulación de su U-Boot alemán se rindieron a la Armada Británica presas del pánico, relatando que un horrible monstruo marino los había atacado y había dejado su nave en ruinas. Un artículo del Daily Mail en 2016 afirma que en realidad el deseo de Krech era instalar un calentador en sus habitaciones, provocando que el navío tomara agua durante una inmersión repentina intencional cuando sus cables impidieron que una escotilla de la torre quedara completamente sellada por agua.

La Primera Guerra Mundial ya había terminado cuando el motín del parque Kinmel se llevó a cabo en un complejo militar galés el 4 y 5 de marzo de 1919. Cinco soldados canadienses murieron y 23 resultaron heridos durante los disturbios que tuvieron lugar en el campamento, probablemente debido a la sobrepoblación, las malas condiciones de vida y las demoras para que los soldados vuelvan a casa en Canadá. Hubo 78 arrestos durante este tiempo, y un tercio de ese número recibió condenas militares por motín. El misterio sigue siendo: ¿qué pasó con los cinco soldados que murieron? ¿Cómo sucedió y quién fue el responsable? Las respuestas pueden perderse en la historia.

Puede que nunca sepamos qué pasó con el USS Cyclops después que el buque estadounidense desapareció en algún lugar del Triángulo de las Bermudas en marzo de 1918. Esta sigue siendo la mayor pérdida de vidas navales fuera del combate, dado que una tripulación de más de trescientos se perdió con la nave. Algunos historiadores sienten que el Cíclope fue hundido por una especie de tormenta terrible, mientras que otros creen que cayó en la batalla contra la oposición alemana, pero hasta el momento no se ha descubierto ninguna prueba real que revele el destino del barco. Las naves hermanas del Cíclope, Proteus y Nereus, también se perdieron en el mar más de veinte años después, durante la Segunda Guerra Mundial.

Otra historia de desastre naval, solo que esta vez sin tripulación. El Zebrina era un buque comercial cuyos restos fueron encontrados arrastrados a tierra cerca de la costa francesa en 1917. Aunque se descubrió que el aparejo del barco estaba un poco fuera de servicio, no había otros signos externos de daños. Esto dejó a algunos historiadores creyendo que su tripulación fue recogida por un alemán en el camino, pero luego se hundió o se perdió en el mar. Aún así, el hecho de que nunca sepamos exactamente qué le sucedió a Zebrina lo convierte en uno de los grandes misterios de la Primera Guerra Mundial.

¿Está el oro perdido del Imperio ruso zarista reposando en el fondo del lago Baikal, el lago de agua dulce más grande del mundo? Tal vez, de acuerdo con un artículo de 2010 del Daily Mail, que detalla los resultados de una expedición de mapeo que afirmó haber detectado numerosos "objetos de metal brillante" a más de mil pies debajo de la superficie del lago. Este valioso tesoro histórico se remonta a la Primera Guerra Mundial y al colapso del Imperio ruso, ya que las leyendas en conflicto afirman que las tropas en retirada o los descarrilados trenes del Ejército Blanco provocaron que el oro se hundiera en el fondo del Baikal. El tesoro perdido de los zares sigue siendo un misterio intrigante, y esperamos que algún día se resuelva.

Las autoridades locales encontraron los cuerpos estrangulados de mujeres lugareñas metidas en tambores llenos de alcohol en la propiedad de Kiss. Los cuerpos presentaban heridas punzantes, se habían drenado de sangre y se los dejó encurtidos en los barriles. El misterio se profundizó cuando Kiss evitó a la policía intercambiando lugares con un soldado muerto mientras estaba en un hospital serbio. De aquí en adelante todos los intentos de capturar a Kiss fueron fallidos. Se reportaron avistamientos hasta 1932, cuando un detective de la ciudad de Nueva York afirmó haber visto al asesino en serie en Times Square. Sin embargo, su paradero todavía es desconocido.