Top 5 momentos más controversiales de las Olimpiadas

Los 100 metros masculinos en los Juegos Olímpicos de verano de 1988 en Seúl podría ser etiquetada como "la carrera más sucia de la historia", pero también una de las más fascinantes para ver.

Seis de esa alineación de estrellas se verían implicados en otras controversias de dopaje más adelante en sus carreras, pero fue Johnson, el poseedor del récord mundial después de su carrera, ¡logro correrlos en tan solo 9.79 segundos!, y quien se definirá para siempre por el uso de esteroides que comenzó en 1981. El canadiense fue abierto acerca de su trampa a largo plazo y obviamente fue despojado de su medalla de oro, sin embargo, hasta el día de hoy está molesto de ser el único castigado cuando los otros atletas también fallaron las pruebas de drogas.

No es de extrañar que se esté preparando un largometraje sobre este sensacional incidente. ¡Esta historia lo tiene todo! Celos, un asesino a sueldo y un incesante deseo de éxito deportivo, ¿qué más se necesita para una adaptación al cine?

Después de practicar para un campeonato nacional que fue crucial para determinar el equipo olímpico estadounidense de patinaje artístico, un matón contratado por el exmarido y guardaespaldas de Tonya Harding golpeó a Nancy Kerrigan en la pierna. Dado que ella era esencialmente la chica del deporte en el momento, el ataque fue orquestado para ponerla intencionalmente fuera de los juegos del 94.

Calificada como la patinadora que "haría cualquier cosa por el oro", los supuestos conocimientos de Harding sobre el ataque pronto fueron expuestos por los medios. Sin embargo se le permitió competir en los Juegos Olímpicos. Afortunadamente, Kerrigan se recuperó del ataque fallido y obtuvo la plata en los Juegos de Lillehammer, mientras que Harding se colocó en el octavo lugar, recibió una multa, 3 años de libertad condicional y nunca volvió a patinar competitivamente.

En respuesta a la invasión soviética de Afganistán que comenzó en 1979, el presidente estadounidense Jimmy Carter encabezó un boicot internacional que condenó su período en el cargo y desencadenó el boicot olímpico de la Unión Soviética contra los juegos en Los Ángeles cuatro años después. Si bien las razones detrás de esta acción fueron justas y bien respaldadas, la maniobra amenazó al Movimiento Olímpico al involucrar los Juegos en la maniobra política de dos potencias mundiales. 25 atletas estadounidenses enojados incluso demandaron al gobierno por negarles un sueño por el que trabajaron tan arduamente, y sin embargo Carter se atuvo a su moral, fortaleciendo una postura que luego sería descrita por la Unión Soviética como "histeria antisoviética".

Es una de las imágenes más poderosas del siglo XX y una demostración que ha trascendido muchos eventos y logros deportivos. Durante la ceremonia de la medalla para la carrera de 200 metros en los Juegos Olímpicos de verano de 1968, los estadounidenses Tommie Smith y John Carlos -que no llevaban zapatos y tenían la cabeza gacha-, alzaron sus puños enguantados al cielo.

Smith dijo que el saludo tenía la intención de simbolizar los derechos humanos para todos, aunque otros lo tomaron de otra manera, quienes creyeron que era en realidad en apoyo del "Poder Negro". Ambos atletas fueron expulsados de los Juegos y saludados con hostilidad cuando regresaron a América. Sin embargo, se mantuvieron firmes por la declaración descaradamente política, alegando que era su obligación moral. En un clima en el que era peligroso ser abiertamente crítico, estos hombres sacrificaron su reputación individual para enviar un mensaje a los millones que veían desde sus casas.

En los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, durante dos semanas el mundo quedó atónito por la prosperidad y hospitalidad nazi, mientras que la campaña de propaganda dirigida precisamente por Alemania oscureció sus políticas antisemitas, racistas, homofóbicas y expansionistas del país. Numerosas naciones que más tarde formarían las potencias aliadas dominaron en múltiples disciplinas dañando el ferviente orgullo alemán, demostrando a todos que no se respaldaba al fascismo por participar en los Juegos.

A pesar de algunos intentos de boicotear los Juegos estos continuaron según lo planeado. Las medallas incluso fueron ganadas por algunos atletas judíos y negros, pero fue Hitler quien realmente prosperó. El Canciller del Reich logró convertir los Juegos en un asunto político y manipuló con éxito a las potencias europeas en una complacencia que permitiría que el régimen nazi se extendiera por Europa en los años venideros.


Información de: watchmojo