Cheng I Sao: de prostituta a señora de los mares
Cheng I Sao: de prostituta a señora de los mares
Una vida de aventuras y peligros es básica en todas las historias de piratas, pero quizás uno de los casos más increíbles sea la de esta mujer china.
Una vida de aventuras y peligros es básica en todas las historias de piratas, pero quizás uno de los casos más increíbles sea la de esta mujer china.
Cheng I, un temido pero respetado pirata de la provincia de Cantón, ha observado con detenimiento a la madame de un burdel conocido en la zona. Al poder reunirse con ella, se va haciendo más íntima la relación. I descubre que esta mujer regenta el lugar como una casa de acuerdos. Sus conversaciones íntimas con los influyentes y poderosos clientes son más que palabras vacías. La mujer ha logrado obtener tratos preferenciales y dinero de todos estos hombres.
I, que como buen pirata siempre busca ser el mejor, le propone un trato en el que le reparte la mitad de todo lo que consigan en sus canalladas. La mujer de apenas 26 años acepta y se embarca con su nuevo... esposo, como parte del "trato" anunciado.
En 1807, 6 años después de este encuentro, Shih Yang, ahora convertida en una pirata de respeto gracias a sus habilidades comunicativas, debe despedir a su esposo, quien muere en circunstancias nada claras. Natural o premeditada, la muerte de I deja a cargo a Shih que ahora pasa a llamarse Cheng I Sao "La viuda de Cheng", literalmente.
Ejerciendo total control de la flota de I, Cheng se casa con el hijastro de su difunto esposo, un joven que lo acompañó desde que fue secuestrado por el mismo I a los 15 años en una de sus invasiones.
En el siglo XIX, el mar chino quedaría marcado por la presencia de Cheng I Sao que, al comando de unas 300 naves y más de 20.000 hombres, desafiaría a imperios tan grandes y vastos como el británico y el portugués, e incluso a la misma dinastía Qing, la reinante en su país en el momento.
Entre Cheng I Sao y su esposo Cheung Po, forjaron alianzas con otras tribus piratas y establecieron códigos severos que incluían decapitaciones a cualquiera que desobedeciera, e inspecciones de todo el botín en presencia de los comandantes. La misma Cheng I Sao instauró un código especial para las captivas mujeres: los piratas que quisieran una como esposa debían ser fieles hasta la muerte; la violación o relaciones sin consentimiento mutuo se penaban con la muerte de ambos involucrados.
Pero al final, el poder se les escapaba de las manos, sobre todo por la fuerza de sus enemigos y la malicia de sus "aliados", para 1810 Cheng I Sao y su esposo habían perdido varias unidades y estaban acorralados. Decidieron rendirse y entregar sus armas. Fueron perdonados y así regresaron a Cantón donde el gobernador oficializó su matrimonio. Tuvieron dos hijos.
Para 1822, Cheung Po había muerto en altamar y así, en un giro irónico del destino, Cheng I Sao regresó al lugar que la había hecho famosa. Junto a su familia montó un burdel y casa de apuestas en la provincia, el cual administró hasta su muerte en 1844, con 69 años y rodeada de sus seres queridos.
La increíble vida de Cheng I Sao ha sido incluso llevada al cine en un cameo muy interesante. En "Piratas del Caribe: En el fin del mundo", aparece como una de las nuevas cabezas del consejo pirata. Y también inspiró una historia corta de Jorge Luis Borges titulada "La viuda pirata".