El misterio de ‘La joven de la perla’
El misterio de ‘La joven de la perla’
Uno de los cuadros más famosos del mundo oculta tras su simpleza el misterio de su modelo y de muchos otros detalles.
Uno de los cuadros más famosos del mundo oculta tras su simpleza el misterio de su modelo y de muchos otros detalles.
Con una mirada penetrante pero calmada nos mira "La chica de la perla", el famoso cuadro de Johannes Vermeer, uno de los más reconocidos artistas holandeses de su época.
Muchos la llaman "la Mona Lisa del norte" por su aura de misterio y sus facciones que denotan anonimato. Al igual que su contraparte italiana, ‘la chica de la perla’ es una mujer de la que se conoce poco.
Numerosos historiadores del arte y curadores coinciden en que la mujer que aparece en el cuadro podría no existir, siendo más la representación de algún personaje literario o bíblico. Otros aseguran que la modelo estaba inspirada en alguien de la familia de Vermeer, un recurso común entre los artistas, usado también por el conocido Rubens.
Este cuadro no entra en la categoría de retrato sino de “tronie": un término que se usa para describir las piezas que muestran un busto humano como soporte de las piezas de ropa que lleva puestas. Por eso que la pieza comúnmente se refiere directamente a las perlas o al turbante que porta la chica; las piezas que importan más en la composición.
Tanto es así que el misterio que envuelve a la chica es equiparable con el del famoso arete. Varios analistas defienden que la perla no tiene las características comunes de las perlas que suelen usarse como aretes. Lo más llamativo es el color metálico (que recuerda más al aluminio) y el tamaño -que de acuerdo a las proporciones-, una oreja no lo podría soportar.
La última pieza que agrega al misterio es la bastante escueta biografía que se tiene de su autor. Vermeer fue un hombre de hogar, viviendo toda su vida en la ciudad de Delft. Se sabe que tuvo hijos, pero su limitada colección de trabajos hace de "La chica de la perla", una de las pocas pinturas que quedan como legado de su vida.
Por ahora, el misterio permanece colgado en las paredes del museo Mauritshuis en La Haya. Sus ojos dirigidos al espectador y su boca entreabierta, como tratando de decirnos algo, seguirán atrayendo a los visitantes y a las miles de interpretaciones de esta mujer.