Famosas fatalidades: Las muertes más curiosas de célebres personas
Famosas fatalidades: Las muertes más curiosas de célebres personas
Muchos pasan toda una vida acumulando fama y fortuna, pero a veces es en el acto final en el que logran destacarse. Sean irónicas, trágicas o simplemente impensables, aquí te mostramos 3 muertes de famosos muy extrañas.
Muchos pasan toda una vida acumulando fama y fortuna, pero a veces es en el acto final en el que logran destacarse. Sean irónicas, trágicas o simplemente impensables, aquí te mostramos 3 muertes de famosos muy extrañas.
Bajo la luz de las velas
El rey Carlos II de Navarra fue un despiadado monarca, famoso por cambiarse de bandos entre los franceses y los ingleses durante la Guerra de los Cien Años. Considerado un cobarde y aprovechado por sus compatriotas, Carlos II murió encendido, pero no por el odio de las miradas de sus enemigos sino por las vendas llenas de brandy que tenía por todo el cuerpo para curarse de una enfermedad. Esto ocurrió cuando un sirviente "accidentalmente" le tumbó una vela encima. Muchos consideraron que su muerte por fuego era una reprimenda divina. ¡Auch!
Rómpete una pierna
Isadora Duncan fue una de las mejores bailarinas de su generación. Tras partir de América, consiguió fama en el este de Europa y en especial en la Unión Soviética. Tras el aparente suicidio de su amor, el poeta Serguéi Yesenin, Isadora quedó relegada al alcohol y al repudio de muchos contemporáneos que no estaban de acuerdo con sus ideas liberales (era bisexual, atea y tenía hijos fuera del matrimonio).
A pesar de todo, Isadora mantuvo siempre su porte hasta el final, lástima que eso la llevó a la muerte cuando una de sus portentosas bufandas quedó atorada en la rueda de un vehículo que la llevaba, partiéndole el cuello instantáneamente.
Colirio para los ojos
El famoso escritor y dramaturgo Tennessee Williams es uno de los autores más reconocidos del siglo XX y la cultura norteamericana, sobre todo por su obra "Un tranvía llamado deseo".
Así que pareciera algo increíble que la forma en la que murió sea digna de las farsas teatrales más increíbles. Resulta que Williams usaba gotas para los ojos, pero el cómo se las aplicaba era particular. Williams colocaba la tapa del frasco en su boca mientras reclinaba la cabeza para instilar el producto en los ojos.
El 25 de febrero de 1983, la policía encontró el cuerpo sin vida del dramaturgo en su habitación del Hotel Elysée en Nueva York. La causa de la muerte se determinó como una asfixia producto de la obstrucción del tracto respiratorio por... una tapa de plástico.