Súcubos, seductores demonios con cuerpos de mujer

El súcubo es un demonio con forma femenina que tiene su origen en la Edad Media. Ella representaba al sexo como un mecanismo para robar la energía vital de los hombres. Además su imagen era bastante tenebrosa y hasta diabólica.

Este ser era la respuesta para muchos de la época a algo que hoy conocemos como un fenómeno normal: la parálisis del sueño. Ese estado del cuerpo en el que muchas personas caen al estar dormidos. Para los medievales el súcubo era el responsable de que esto ocurriera cuando se posaba encima de mujeres y hombres.

Se dice que estas criaturas aparecían en los sueños de los hombres y tomaban el
control total de esa persona. Eran hipnóticas; los hombres que las miraban
fijamente en medio del sueño no podrían sacarse su imagen de la mente.

Pero dentro de todo el miedo que generaban entre los hombres, el efecto que
producían estos demonios era como adictivo; así ellos buscaban conciliar el sueño solo para tener la visita de estas mujeres diabólicas. Eran mujeres hermosas y jóvenes pero sus cuerpos tenían rasgos monstruosos, con garras y hasta colas de serpientes.

Los escritos medievales afirmaban que los súcubos pertenecían al mismo linaje
que Lilith, la primera esposa de Adán, la mujer anterior a Eva según la interpretación rabínica de Génesis 1, 27. En esos textos de la Edad Media, se
expone que ella luego se casó con el arcángel Samael y nunca quiso regresar al
Jardín del Edén convirtiéndose en un súcubo. Se dice que otras tres reinas también tuvieron relaciones con el arcángel y tuvieron el mismo destino. Por lo
que los nombres de los cuatro súcubos eran: Lilith, Eisheth, Agrat bat Mahlat y
Naamah.

El término ‘súcubo’ viene del latín succubus que significa ‘debajo de’. La sensación de sentirse atrapado dentro del cuerpo era lo que hacía creer que se trataba de un ser que mantenía a los hombres inmovilizados por minutos; hoy eso se conoce como parálisis del sueño. Pero para la época la explicación más lógica era atribuirle esto a un ser demoníaco que buscar un motivo diferente, en este sentido la idea llegó a ser creída por varias generaciones.