Livia, la primera emperatriz del Imperio romano
Livia, la primera emperatriz del Imperio romano
Conoce la historia de Livia, la mujer que gobernó Roma desde la sombra.
Conoce la historia de Livia, la mujer que gobernó Roma desde la sombra.
Livia nació en Italia en el año 58 a. C. Sus padres, Marco Livio Druso Claudiano y Aufidia, pertenecían a la burguesía de la ciudad de Fundi.
Cuando Livia tenía 15 años, fue entregada por su padre a Tiberio Claudio Nerón para que contrajeran matrimonio. Con él, Livia tuvo dos hijos, Druso y quien luego se convertiría en emperador, Tiberio.
En medio del conflicto que terminó con el asesinato de César, Tiberio estaba involucrado y además enfrentado a Augusto. En uno de los varios encuentros entre los poderosos del Imperio, Augusto conoció a Livia y se enamoró de ella.
Cegado por la belleza de la joven, notardó en anular su matrimonio; asimismo el
de Livia, pues contaba con el poder para hacerlo. No le importó que el día que oficializó su divorcio, su esposa daba a luz a su hija Julia. Además, Livia también estaba embarazada de Druso.
Augusto solicitó al colegio de pontífices la posibilidad de casarse con Livia y unos meses después se casaron. El matrimonio entre ellos duró más de 50 años, literalmente solo la muerte pudo separarlos.
Luego de que Augusto fuese nombrado emperador, la vida política de Livia fue bastante importante; aun tras la sombra de su marido, logró mantener una buena relación con los poderes. Augusto y Livia llevaron muy bien su relación personal y sus obligaciones con su pueblo.
Ella fue una de las consejeras más fieles y se convirtió en modelo de la mujer romana.
Luego de la muerte de su exesposo, sus hijos Tiberio y Druso se mudaron con su madre y Augusto se convirtió en su tutor legal.
En el 14 d. C. Augusto murió y su hijo adoptivo Tiberio fue nombrado emperador. Livia se dedicó a una vida más tranquila tras la muerte de su marido, pero nunca dejó de opinar y crear debate sobre los asuntos políticos del emperador.
La diferencia era que su relación con Augusto no era la misma que con su hijo. Ellos no se llevaban muy bien y al nuevo emperador le molestaba que su madre opinara en asuntos políticos.
Su buena relación madre e hijo terminó luego de que Livia obligara a Tiberio a divorciarse de su amada para poder casarse con la hija de Augusto.
En el año 29 murió Livia a sus 80 años. Pero su hijo no aceptó el proceso para convertir a su madre en una deidad. Solo subió al altar romano cuando el emperador Claudio llegó el poder.
Titi González Méndez | Culturizando
Con información de mujeresenlahistoria.com