Conoce los cinco museos más insólitos de México

La Isla de las Muñecas se ubica en la capital mexicana, específicamente en un islote, conocido como chinampa, en la zona lacustre de Xochimilco, en el sur de la ciudad. Este museo fue creado por Juan Santana. Su propio creador dice que reunió a cientos de muñecas de plástico que encontró en la basura para alejar al espíritu de una chica que aparecía en su casa, la leyenda cuenta que la táctica funcionó.

Luego de esto el lugar se convirtió en un sitio turístico en el que permanecen cientos de muñecas colgadas en los árboles, cabezas de los juguetes sobre troncos y cuerpos amarrados en la cerca que rodea la chinampa. El espacio se puede recorrer en unas embarcaciones de madera adornadas con flores de colores.

Pertenece a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y se encuentra dentro de las instalaciones del Campo Militar Nº 1, en el norte de la capital mexicana. Este museo no está abierto al público, sin embargo, en el interior del museo se pueden encontrar algunas de las excentricidades de los capos, como fusiles de asalto AK-47 bañados en oro, pistolas con cachas llenas de incrustaciones de diamantes, rubíes o esmeraldas, medallas de plata e imágenes de Jesús Malverde, el santo del narcotráfico mexicano y la Santa Muerte. Muchos de los objetos fueron confiscados por los militares en las capturas de jefes de los carteles.

Este museo fue creado por Roberto Shimizu, un hombre que empezó a coleccionar juguetes desde hace 60 años. Hoy su colección supera los 2 millones de ejemplares. Muchas de las piezas fueron fabricadas por empresas mexicanas ya desaparecidas, otros son ejemplares únicos. Existen juguetes de principios del siglo pasado, hechos con madera, máscaras originales de luchadores y hasta una enorme cara de metal que sirvió como puerta de entrada a un popular centro de baile de los cincuenta.

Este es un museo lleno de objetos cotidianos que han sido coleccionados desde hace 100 años. En el espacio se pueden conseguir desde afiches de campañas políticas hasta aparatos de sonido utilizados en los inicios del rock, zapatos para bebé, latas de harina, tapas de refrescos o periódicos y carteles publicados hace 100 años.
El acervo del Museo es superior a las 100.000 piezas, aunque con frecuencia abre sus puertas a colecciones ajenas.

Este es un museo ubicado en una antigua casona del centro de Ciudad de México. Toda su colección son aparatos de tortura que fueron utilizados por el Tribunal del Santo Oficio, conocido como la Santa Inquisición que durante los tres siglos de la colonia sometió a juicio a unas 300 personas, acusadas de herejía, blasfemia o practicar la magia. Se encuentran cosas como un sarcófago con puntas de acero por dentro, conocido como La Doncella de Hierro, cinturones de castidad, El Potro, utilizado para dislocar las coyunturas de los detenidos, una guillotina para cumplir las sentencias de muerte, entre otros artefactos de tortura. Se destaca una sección con instrumentos para torturar mujeres, quienes fueron las principales víctimas de la Inquisición.