¿Beethoven músico a la fuerza? La frustración de su padre transformada en éxito
¿Beethoven músico a la fuerza? La frustración de su padre transformada en éxito
Sumergido en un mundo que le repetía constantemente que su talento no era suficiente, Johann van Beethoven decidió vivir su sueño a través de su hijo Ludwig. Con métodos poco ortodoxos y sin un ápice de paciencia, el pequeño niño debió aprender el arte de la música para satisfacer las desdichas de su propio padre. ¿Cómo lo enseñó? ¿Por qué estaba frustrado? ¿Beethoven fue maltratado? Aquí te contamos todo.
Sumergido en un mundo que le repetía constantemente que su talento no era suficiente, Johann van Beethoven decidió vivir su sueño a través de su hijo Ludwig. Con métodos poco ortodoxos y sin un ápice de paciencia, el pequeño niño debió aprender el arte de la música para satisfacer las desdichas de su propio padre. ¿Cómo lo enseñó? ¿Por qué estaba frustrado? ¿Beethoven fue maltratado? Aquí te contamos todo.
Un padre frustrado, obligó a su hijo a ser grande
Johann van Beethoven, desde niño, tuvo una relación terrible con su padre Lodewijk, quien era un músico excepcional. Sin talento suficiente como para lucirse en escenarios como su padre, creció siendo una figura neutral en el mundo de los espectáculos. Nunca logró destacar y le guardaba un profundo rencor y resentimiento a su padre, por no ayudarlo lo suficiente y por ser más talentoso que él. (En la foto: "Saturno devorando a su hijo", de Francisco Goya).
Johann van Beethoven tenía una vida difícil. Su padre, un músico excepcional, había muerto. Con él, toda la estabilidad económica de la familia se vino abajo. Toda la responsabilidad recaía sobre sus hombros y no sabía qué hacer.
Su sueño era dedicarse a la música, pero su talento nunca fue suficiente. Tenía buena voz y lograba tocar el violín, pero nada parecía complacer a las audiencias.
La presión comenzó a jugarle en contra y el alcohol se volvió su amigo más fiel. Mientras más tomaba, más abandonaba a sus hijos. Era un padre distante, amargado y cruel.
Toda la responsabilidad emocional de la crianza de sus hijos, quedó de la mano de Maria Magdalena. Él tenía otras prioridades, hacer vida social, era una de ellas.
Para apaciguar sus demonios, se reunía constantemente con amigos que –al igual que él-, eran músicos fracasados. Eran fiestas llenas de melodías, que se convirtieron en el primer encuentro con la música del pequeño Beethoven.
Con la propagación del fenómeno Mozart, algo cambió en Johann y vio la oportunidad perfecta de crecer y lograr reconocimiento.
Transformaría a su hijo en un genio.
¿Qué es el fenómeno Mozart? Un niño prodigio, único en el mundo
Wolfgang Amadeus Mozart, es conocido como uno de los músicos más brillantes de todos los tiempos. Su talento trasciende las barreras de lo ordinario y es considerado un prodigio. Su talento emergió gracias a la dedicación de su padre Leopold Mozart, quien desde muy pequeño, le inculcó el arte de la música. Resultó ser tan buen profesor -y Wolfgang tan buen alumno-, que con 6 años ya había logrado componer por sí mismo tres minuetos y un tiempo de sonata, además de que dominaba a la perfección el piano.
El misterio de la música, por fin sería revelado ¿qué son esos sonidos?
Convencido de que tendría la misma capacidad de transformar a su hijo en un genio como Mozart, retomó sus labores como padre y cobijó al pequeño y abandonado Ludwig, que desde ese momento sería su pupilo.
Ludwig siempre había sentido interés por los sonidos. Miraba anonadado a su padre al cantar y siempre tenían que sacarle las manos de los instrumentos musicales del hogar. Hacer que se interesara por aprender música, parecía ser una tarea fácil.
Con paciencia y dedicación, quizás lo hubiera logrado, pero no. Johann era un hombre amargado, de carácter tan fuerte que parecía casi un dictador. No tenía ni un ápice de dulzura al enseñar y el pequeño Beethoven no estaba muy interesado en aprender la diferencia entre sonidos y música.
Tratando de unir las pasiones, Johann le regaló a Beethoven su primer violín. Una versión diminuta para niños, que logró dominar rápidamente. Aprendió tan rápido, que se cansó con la misma velocidad.
Johann tenía una relación muy extraña con lo que le estaba sucediendo, quería enseñarle música, pero sentía envidia de que un niño pequeño, tuviera más habilidades que él para la ejecución musical.
La búsqueda de reconocimiento, pero ¿para quién?
La vida de Johann era bastante complicada. Sus propias frustraciones lo consumían y no sabía como seguir adelante. No era un buen padre, no era un buen músico y no destacaba como comerciante. Toda la negatividad de su vida, transformó su carácter. Lo volvió agrio. (Foto: "El caminante sobre el mar de nubes" de Caspar David Friedrich).
Con el caso Mozart, Leopold, el padre del genio, se convirtió en una figura muy respetada, admirada por todos. Su pedagogía era tan excelente que había logrado convertir a un niño en un genio musical, Johann quería eso.
Transformar a su hijo en genio, le daría posibilidades a él de entrar en el mundo de la música. Sería admirado y reconocido por todos como un gran maestro. Finalmente su talento artístico sería valorado. Viajaría por el mundo mostrando su obra a través de las manos de su propio hijo, pero había un inconveniente.
Johann no era paciente, no tenía pedagogía. El alcohol cada vez perturbaba más sus pensamientos y eliminaba la sutileza de sus virtudes. No le tenía paciencia al pequeño Ludwig y la violencia se convirtió en un método.
Ludwig no era un niño prodigio. No era un caso Mozart. La realidad frustraba cada vez más a su padre. El pequeño aprendió a tocar el violín, la flauta, la viola y el clavicémbalo. Pero Johann no estaba en capacidad de admirar los logros de su hijo, porque pasaba la mayor parte del tiempo completamente borracho.
Ludwig evidentemente no cumplía las expectativas de su padre. Era utilizado como un títere, le dedicaba unos escasos minutos al día con el propósito de exprimir el talento que pudiera desarrollar, pero sin un ápice de dulzura.
El niño pasaba la mayor parte de sus días solo. La música era su única aliada y la que calmaba su melancolía. Su padre continuó intentando -de mala manera-, que fuera músico. Lo presentaba ante audiencias como un niño de 6 años -en lugar de 8-, para tratar de sorprenderlos, pero no daba resultado. Era bueno, pero no merecedor de reconocimiento.
Con el pasar del tiempo, el alcoholismo de su padre empeoró. Ni la música podía lidiar con eso. La situación económica de la familia Beethoven venía en picada, puesto que los ingresos eran minúsculos.
Aún en medio del caos, el pequeño Beethoven siguió intentando por sus propios medios utilizar la música como una vía de escape, y fue su perseverancia lo que lo convirtió en el maestro que impacta a todos, siglos después de su muerte.
Por Mary Villarroel Sneshko | @Vivodesorpresas | Culturizando
Con información de:
"Grandes protagonistas de la humanidad: Beethoven"
Editorial CINCO.
1985.