¿Ridiculizar al Führer? La película que casi le cuesta la vida a Charles Chaplin
¿Ridiculizar al Führer? La película que casi le cuesta la vida a Charles Chaplin
Uno de los artistas más aclamados del mundo, decide romper los parámetros de su acostumbrado cine mudo y crear un film con el propósito de ridiculizar a los dictadores y sembrar en el mundo un mensaje de tolerancia y de paz. ¿Logró ridiculizar a Hitler? ¿Quién usó primero el famoso bigote? ¿Cuál es el discurso de Chaplin? Aquí te contamos todo.
Uno de los artistas más aclamados del mundo, decide romper los parámetros de su acostumbrado cine mudo y crear un film con el propósito de ridiculizar a los dictadores y sembrar en el mundo un mensaje de tolerancia y de paz. ¿Logró ridiculizar a Hitler? ¿Quién usó primero el famoso bigote? ¿Cuál es el discurso de Chaplin? Aquí te contamos todo.
“El gran dictador”, fue la primera película hablada de Charles Chaplin. Para darle un protagonismo único y romper los parámetros a los que el público estaba acostumbrado, dejó a un lado su personaje característico “Charlot” –un vagabundo- y adoptó la posición de Adenoid Hynkel, un terrible dictador que se asemejaba a Adolf Hitler.
Un político violento inspiró a Chaplin
La suerte nunca estuvo de su lado si de amor se trataba. Charles Chaplin pasaba por un terrible momento cuando su relación de más de ocho años con la actriz Paulette Goddard, se desintegró en su corazón, pero cobró fuerza en las páginas de los periódicos. Chaplin se negó a hablar de su vida privada y estaba en pleno desarrollo la gira mediática para la promoción de su película “Tiempos modernos” (1936).
“Tiempos modernos” resultó ser una crítica ácida y sin filtros a la sociedad contemporánea. Las críticas alababan y destrozaban la libertad creativa del artista quien había logrado por fin separar momentáneamente las cámaras de su vida personal. Buscando una nueva estrategia y una distracción que lo separara de sus propios tormentos, se fijó un nuevo reto: una película sonora.
Para un director con tanta experiencia, hacer una película con sonido no era un gran desafío –técnicamente hablando-, pero como rompería todos sus patrones, decidió ir a lo grande y crear un personaje que –además de servir de entretenimiento-, representara una dura crítica social en contra de la violencia, los ataques bélicos y sobre todo: el nazismo.
El famoso bigote de Hitler y Chaplin ¿quién copió a quién?
Nacidos en el mismo año, ambos personajes eran completamente
diferentes. El bigote que compartían, resulto ser una coincidencia que favoreció enormemente a Chaplin al momento de grabar “El gran dictador”, puesto que el público lo relacionaba inmediatamente con la figura política más controvertida del momento; Adolf Hitler. Si bien la película buscaba criticar el nazismo, la verdad oculta tras la historia, es que Chaplin nunca tuvo intención de crear una figura exactamente igual a Hitler.
Una película para ridiculizar a los dictadores
Físicamente Adenoid Hynkel –el dictador de Tomainia-, tiene cierto parecido a Hitler, pero la verdad es que Chaplin buscaba criticar la dictadura como ideología y no a un dictador en particular. Sin embargo, cada personaje tiene la intención de asemejarse a las características propias de ciertos mandatarios, con la finalidad de que el público analizara desde otra perspectiva las acciones y actitudes que tomaban los políticos.
“He tratado de hacer un resumen de todos los dictadores, no hay actor que no haya soñado con interpretar a Napoleón. Yo interpreto a la vez a Napoleón y a Hitler, al loco zar Pablo, a todos en uno”. ¿Con qué propósito? “Yo solo lucho contra la persecución de los pequeños y los débiles”.
Hacer una película ridiculizando a los líderes políticos más poderosos del momento (Adolf Hitler, Benito Mussolini, y el antiguo Napoleón), trajo una avalancha imparable de comentarios y expectativas. En su estudio llovían las cartas de protesta de los grupos nacionalsocialistas, pero nada impediría que Chaplin rodara su película.
¿Grabarla fue una misión imposible?
Casi. Cuando se hizo público el anuncio de que Chaplin grabaría una película ridiculizando la figura del primer mandatario alemán, llegaron todo tipo de amenazas, no solo para él, sino para todo su equipo de producción. En Estados Unidos había un número importante de simpatizantes del nacionalsocialismo que prometía con impedir la grabación. Se produjeron altercados, peleas y disturbios, pero “El gran dictador” salía porque sí.
El contexto histórico de la grabación resultaba ser una verdadera pesadilla.
El rodaje comenzó el 9 de septiembre de 1939 y 5 días antes Alemania había invadido Polonia, luego Francia e Inglaterra. La segunda guerra mundial había comenzado y Chaplin estaba en su estudio grabando una crítica social al hombre más poderoso del mundo para ese entonces.
Sin ánimos de cancelar la grabación –pese a las constantes amenazas de censura- y sin miedo a ser apresado o perseguido, Chaplin trabaja frenéticamente junto a su equipo durante meses, la obra terminada sale a la luz el 15 de octubre de 1940 y resulta ser su película más controvertida y taquillera.
El argumento de la película tiene como base las acciones de Adolf Hitler junto a Joseph Goebbels y Benito Mussolini; resulta ser una mezcla de sarcasmo e ironía que le brinda al público una visión ridiculizada y exagerada de todo lo que sucedía en plena Guerra Mundial, sin embargo, la parte más emblemática de la película es el discurso final de Chaplin.
Tras un error de unos soldados, Adenoid Hynkel –el terrible dictador que se asemejaba a Hitler-, es confundido con un judío más y lo encarcelan. En su lugar, toman a un barbero judío y lo posicionan frente a un podio con el propósito de que diera un discurso para promover el “control social”, pero el barbero da un conmovedor discurso sobre la unión, la paz y la solidaridad.
Aquí tienes la escena del discurso:
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Por Mary Villarroel Sneshko | @Vivodesorpresas | Culturizando
Con información de "Grandes protagonistas de la humanidad: Charles Chaplin" Editorial CINCO S.A.