Wittgenstein y su visión sobre el lenguaje ¿Cómo podemos comunicarnos mejor?

Wittgenstein tuvo una niñez llena de altibajos, si bien los problemas económicos no formaron parte de su vida, carecía totalmente de estabilidad emocional. Su familia estaba muy bien posicionada y todos tenían intereses similares por la cultura y el arte, pero el carácter de la figura dominante –su padre- hacía que el ambiente no fuera precisamente el más agradable.

El ambiente en su casa resultaba tan terrible que tres de sus cuatro de sus hermanos se quitaron la vida, él por su parte, sufría de ataques constantes de depresión y ansiedad. Era un niño aislado y hablaba muy poco, -en sus palabras- se dedicaba a escuchar y a analizar cada una de los mensajes que percibían sus oídos.

Era un hombre con muchas pasiones, le interesaba la historia, la sociología y la ingeniería, que fue lo que terminó estudiando. Su vida cambió cuando su padre murió, le dejó una herencia muy generosa pero en lugar de aprovecharla, decidió dejársela a sus familiares –quienes ya tenían una posición económica muy privilegiada- y huyó a Noruega.

En Noruega consiguió la paz que tanto deseaba y logró escribir el más importante de sus libros "Tractatus Logico Philosophicus” que fue publicado en 1921. Una obra que analizaba totalmente los mecanismos comunicacionales y buscaba responder una pregunta: ¿Cómo los seres humanos comunican sus ideas?

Y su respuesta fue “creando imágenes mentales sobre lo que se está escuchando o leyendo”. Wittenstein creía que el cerebro para comprender los mensajes transformaba las palabras en imágenes mentales. Por ejemplo: Al leer la oración “Un elefante dorado con un sombrero negro” el cerebro instantáneamente produce la imagen aunque para la lógica carezca de sentido. 

¿Por qué hay tantos problemas de comunicación?

Según Wittenstein, los receptores le dan mucha más importancia que la que deberían a los mensajes de los emisores, creando desbalances comunicacionales por la diferenciación de imágenes. No es un error en el lenguaje sino en la percepción de las ideas.

Wittgenstein después de la publicación de su primer libro, dedicó su vida a explorar sus demás pasiones -que eran muchísimas-. Por un tiempo trabajó como arquitecto, para construirle una casa a su hermana -quien fue una figura muy influyente en su vida-, pasó 3 años afinando todo tipo de detalles, era un hombre que buscaba la perfección.

Por un tiempo dedicó su vida a enseñar, pero a diferencia de muchos filósofos, no trabajó en una universidad, sino en un colegio primario. Su hermana solía decir que perdía el tiempo enseñando a niños, pero Wittgenstein tenía la vocación de que podía crear pequeños genios si los inspiraba de forma correcta y lo logró.

El grupo al que le dio clases se convirtió en el más brillante del colegio. Parte de sus conclusiones en "Phylosophical Investigations" nacen de todas las experiencias que tuvo en el colegio, pues decía que el lenguaje debía ser tan claro y simple como para que lo entendieran siempre los niños.

Para Wittgenstein el lenguaje era lo más importante del mundo, la raíz de todos los acuerdos y todos los desacuerdos.

En su primer libro explicaba que el cerebro transforma las palabras en imágenes para que sean de más facil comprensión. Por ejemplo: El gato negro tenía una corbata roja. Inmediatamente al leer la frase, el cerebro se la imagina y hace que el receptor entienda mejor el concepto.

En su segundo libro, analizó que además de convertir las ideas en imágenes, el cerebro tiene un conjunto de códigos específicos para el lenguaje y que los utiliza como si fueran juegos de azar. Analiza rápidamente la situación y manipula el lenguaje para lograr lo que desea:

Por ejemplo: Un niño se golpea la cabeza y llorando va hacia su madre, quien le dice "todo estará bien" y las palabras tendrán inmediatamente un efecto calmante. La madre utilizó el lenguaje como herramienta para calmar a su pequeño, quien necesitaba consuelo.

Wittgenstein además de ser un amante del lenguaje, era un amante del silencio. Sostenía que una buena comunicación debía tener bases en el pensamiento analítico y no en la impulsibidad, y que si no había nada constructivo o importante que decir, es mejor guardar silencio.


Si quieres leer su primer libro "Tractatus Logico Phylosophicus" haz clic aquí.

Si quieres leer su segundo libro "Investigaciones Filosóficas" haz clic aquí.


Por Mary Villarroel Sneshko | @Vivodesorpresas | Culturizando
Con información de The Paris Review | Filosofía.Net